Octubre 23 – 2011
El arquitecto Carlos Niño Murcia me envió estos dibujos como ilustración al artículo que publicó la semana pasada en este portal.
Dentro de la falta de participación pública que caracteriza a los arquitectos, tomando tinto me “enteré” que Niño había sido invitado a opinar sobre el proyecto para el Parque del Bicentenario y que había estado «de acuerdo» con el proyecto del Instituto de Patrimonio.
Fui entonces a visitar al supuesto nuevo aliado del IDPC, para enterarme de primera mano de qué es lo que podía parecerle tan bien, sobre algo que a mí me parece tan mal. El diálogo no prosperó porque a los cinco minutos ya me había dicho lo que apareció en su texto, y que con mayor claridad expresan sus dibujos.
El caso se parece al de la Ministra de educación hablando de las múltiples consultas hechas a los estudiantes para legitimar la reforma educativa. Reuniones en las que se da un «debate» al que los inconformes asisten esperando ser oídos y tenidos en cuenta, pero al que los representantes del gobierno asisten para llenar un requisito reglamentario que luego les permita aparecer en televisión, diciendo que sí, que claro que hubo consulta, y todo quedó en regla.
El IDPC ya pasó por ahí, por el intento de legitimar lo ilegitimable ante «la comunidad», y ya declaró públicamente que se «incorporaron» las sugerencias al «nuevo» proyecto. Superado ese problema, hay que entender que la pobre Ministra no es la única que la tiene difícil, pues el pobre Director de patrimonio no solo tiene que legalizar el parque Bicentenario, sino además, el edificio de Fedegán en Teusaquillo.
Yo no aguantaría. Por un lado, los de Fedegán deben estarlo presionando cada vez más con el «lavado» de la nueva licencia en la curaduría. Y como si esto no fuera suficientemente duro de pelar, por el otro lado, las plataformas del parque están a punto de estar terminadas y el bendito proyecto ni siquiera tiene licencia. Y ya van a ser las elecciones. Y las vacaciones. Y hay que entregar el cargo al nuevo alcalde. La locura.
Entre tanto, mientras los abogados hacen su trabajo, invito al público interesado en expresarse por medio del dibujo, a enviar su versión de cómo bajar de un parque al otro, a partir de la sugerencia de Niño y de un par de fotos recientes.
Algo que entre arquitectos se hace con frecuencia mientras llega la comida en un restaurante, sobre una servilleta o un mantel de papel. Para el futuro, algo que le permita a las nuevas generaciones entender retrospectivamente lo simple que hubiera sido construir algo respetuoso con el Parque de la Independencia, por allá en la era de los carruseles.
Juan Luis Rodríguez
Yo no sirvo para el dibujo pero se me ocurre que podría ser un METRO CABLE!!! ¿Se imaginan la plata que se podría gastar en ESO?
Podría ser aprovechar la enorme plataforma y construirle encima unos 10 pisos, para acabar de configurar bien el borde del parque. Hay que aceptar que lo otro, vincular el parque con el museo a través de esa gran placa elevada un piso, es imposible ya.
La multiplicidad de miradas enriquecerá el debate y quizás la solución, los diferentes gremios le debemos a nuestras comunidades la formulación de alternativas holísticas ante las complejas problemáticas que enfrenta, La improvisación quizá funciona para problemas (o gobiernos) pasajeros, pero los problemas estructurales exigen del debate y la madurez de las ideas, de otra forma el «ya que…ísmo» seguirá ordenando nuestra ciudad,
Y como la idea es debatir: a qué dirección electrónica podemos enviar los bocetos? .