Tomado de: REVISTA ESCALA
El que una edición de Arquitectura Viva, la prestigiosa revista Española, este dedicada de lleno a la Arquitectura Colombiana, es síntoma inequívoco de la importancia de las realizaciones arquitectónicas de los últimos años en Colombia y de que las barreras editoriales de primeros mundos se han flexibilizado y las revistas abiertamente euro centristas han tenido que ceder, al menos un poco, a su pretensión de mirar el mundo solo con una lupa cuyo foco es Europa.
En el artículo introductorio de este número y desde una mirada externa, la transformación que ha vivido el país en los últimos años es vista con optimismo; de una época marcada por el narcoterrorismo a un periodo reciente donde la acción coordinada de diferentes administraciones y el fortalecimiento de la conciencia ciudadana han permitido un progreso social y cultural. Se destaca el papel de la arquitectura, entendida como una herramienta cívica de primer orden, en los proyectos desarrollados en Medellín por la alcaldía de Sergio Fajardo y en Bogotá por las alcaldías de Mockus, Garzón y Peñalosa.
Con un sincero panorama, de quien es amigo íntimo de estas latitudes, José Ramón Moreno analiza la herencia de la modernidad colombiana en la obra de Guillermo Bermúdez, Fernando Martínez Sanabria y Rogelio Salmona. Conocedor y testigo del desarrollo de la arquitectura Colombiana en por lo menos estos últimos 20 años, Moreno describe una arquitectura colombiana que por un lado respeta sin repetir la tradición moderna y que por el otro se aleja respetuosa de sus premisas.
En un segundo artículo, Silvia Arango analiza el panorama actual del país a partir de tres regiones geográficas: la costa Atlántica, la zona antioqueña y la sabana de Bogotá, donde las últimas obras construidas, con enfoque social, se polarizan entre tendencias formales internacionales o la influencia de elementos de la tradición vernácula. Este artículo de Arango, que hace un juicioso y cuidadoso listado de arquitectos y obras, atravesando varias generaciones, muestra sin duda una afinidad de la autora con proyectos donde el contexto es respetado, donde ¨materiales sencillos y populares¨ priman sobre materias primas mucho más elaboradas y costosas, donde la relación respetuosa con la naturaleza es premisa fundamental y donde las soluciones inteligentes priman sobre los artilugios tecnológicos. Interesante de leer resulta esta mirada de quien por más de 30 años ha sido conciencia de la Arquitectura Colombiana, respaldada por su amplio conocimiento del contexto latinoamericano.
Esta por último y antes de pasar a los proyectos, un artículo de Miguel Mesa cuyo desarrollo parece más bien una apología a la Obra de Plan b Arquitectos, antes que una mirada objetiva a las muy jóvenes generaciones que con tanto esfuerzo han empezado a ocupar un importante espectro de la profesión y de las realizaciones en el país. Si bien el artículo de Mesa, trata de estructurar un panorama ¨Under 40¨, en un artículo bien escrito, la falta de objetividad y la permanente e impúdica presencia de la firma Plan b, (firma conformada por sus Hermanos Felipe y Federico) distrae y distorsiona enormemente la conformación de este necesario panorama.
La selección de proyectos se concentra en la capital antioqueña, en tanto se presenta sólo un edificio universitario – obra de Daniel Bonilla- en la ciudad de Bogotá, frente a las infraestructuras deportivas proyectadas por Mazzanti, Plan b y Paisajes Emergentes para Medellín. En espacio público, la propuesta de Ana Elvira Vélez y Lorenzo Castro para el Jardín Botánico y los Proyectos Urbanos Integrales PUI y Metrocable desarrollados desde la Alcaldía de Medellín, por los arquitectos Echeverri, Rodríguez y Montoya.
Como define Luis Fernández-Galiano, editor de la Revista Arquitectura Viva, la Colombia del café, las esmeraldas y las flores es hoy también la Colombia de la arquitectura, donde los proyectos municipales se han convertido en instrumento de regeneración cívica. Pero esta afirmación de Fernandez-Galiano, parece demagogia en la escogencia de los proyectos que representan a Colombia en esta edición. Sin duda nada más ¨internacional¨ que los todos magníficos proyectos de Medellín. Nada más apetitoso para una visión euro centrista, que los globales lenguajes de muchos de los proyectos que han trasformado a Medellín y la han posicionado, con todo merecimiento, en el panorama arquitectónico mundial.
En esta edición, primera y única dedicada a Colombia en 25 años de edición y en 138 ediciones de Arquitectura Viva, no está la arquitectura nacida necesariamente del café, las esmeraldas y las flores que románticamente evoca Galeano. Está sí, una mirada focalizada en Medellín de una Arquitectura que en sus búsquedas ha encontrado su razón de ser en ¨la vanguardia europea¨ cómo lo reconoce con regocijo él mismo y también sin duda en argumentos en donde la regeneración social dan al traste con argumentos que hablen de Arquitectura, los que por momentos son mucho más deleznables.
En ese orden de ideas quizá es una falta de rigor hablar de Mosaico Colombia, para el título de esta edición, sin duda es un Mosaico Medellín, pues la edición solo en sus dos artículos primeros panea de forma integral al país.