Como lo demuestra Manuel Herce (El negocio del territorio, 2013, p. 30) “a cada nueva infraestructura ha seguido un determinado modelo de ciudad”. Y la más evidente es la vial pues el automóvil fue uno de los inventos de mayor impacto en ellas al cambiar su urbanismo y el hábitat, y alentando viejas utopías socialistas. Como la ciudad de Avstostroi alrededor de la fábrica de automóviles Ford, hoy GAZ, en la Rusia estalinista. O Brasilia.
Y como dice André Gorz (La ideología social del automóvil, 1973) por primera vez fue posible una radical diferencia entre la velocidad y medio de transporte individual de las clases más altas y la de las masas y que parecía inaccesible para éstas, y muy diferente a la carreta y con una velocidad similar a la del ferrocarril. Pero lo mas novedoso era su complicado motor de combustión interna a gasolina inventado a mediados del siglo XIX. Sigue leyendo