Min.-Vivienda

PetroVIPs

Por: Juan Luis Rodriguez

En: mi ciudad - opinión - urbana -

Supongamos que las nuevas viviendas “prioritarias” VIP que se van a insertar dentro los estratos cinco y seis de Bogotá no van a dañar nada y que con la operación se resolverá el problema de unas cuantas personas; y que otras tantas recibirán una lección; y que se sentará un precedente; y que se dejará una semilla que probará que el alcalde pudo afrontar el sensato reto de «El derecho a la ciudad», de Henri Lefebvre. Sin embargo, una vez consumado el hecho, ello no probará que el alcalde lo hizo bien sino que lo hizo, a secas. El que esté bien o mal lo probaría el tiempo. Pero queda la posibilidad de intentar hacerlo mejor, desde el principio.

Cualquier progresista que no esté de acuerdo con la idea de mezclar usos, personas y formas de vida es probablemente un conservador en el clóset. Petro no es de éstos sino que parece, por el contrario, un exhibicionista de parque y gabardina. Considero que el show se está presentando en el lugar equivocado y con la disciplina equivocada. Pues si bien va a probar que puede pensar como sociólogo, lo que tiene que probar es que puede pensar como urbanista, tratando la ciudad como un conjunto que necesita mezclas sociales y urbanas «virtuosas», planeadas con sentido urbanístico.

Si nos atenemos a “El derecho a la ciudad” para el cual son fundamentales una buena localización y unos buenos servicios, es claro que la localización es importantísima. Sería ilógico trasladar la solución a Suba, Bosa, Usme o las playas del río Bogotá, porque quedaríamos en el mismo urbanismo segregado que Petro con razón quiere combatir.

En Bogotá habría varios sectores que podrían convertirse en “el mejor sector de la cuidad”, sin necesidad de sobreactuarse donde no se necesita. Una de estas áreas sería el enorme trapecio localizado entre las avenidas Caracas y 30, y entre las calles 80 y 53. Si se trata de densificar y renovar, la localización es inmejorable, la dotación pobre, gran parte de las construcciones en mal estado, los andenes y las vías insuficientes y la densidad muy baja. Un proceso de renovación urbana en ese sector, a partir de un tipo de vivienda que usualmente se barre hacia los extramuros, podría ser un gran legado del alcalde para Bogotá. Esta sería apenas la primera parte.

La segunda parte consistiría en evitar la repetición de la vivienda digna de 46.5 m2 “aproximadamente” de la plaza de La Hoja. Las miniaturas de La Hoja constituyen un mal precedente. El modo para resolver este tipo de vivienda está inventado y se llama desarrollo progresivo. Lo que está por desarrollar es el desarrollo progresivo en altura.

Así, la primera parte del reto sería ubicarlas bien, y no solo trescientos o cuatrocientos cuartuchos tamaño apartamento de soltero pero para familias, sino ojalá treinta o cuarenta mil. La segunda parte del reto –y del legado– sería utilizar la tipología adecuada. Y una tercera, que en realidad sería la primera, consistiría en generar un esquema de renovación que le permita a los actuales dueños de la tierra permanecer en el sector y sacar provecho económico de la operación. No gentrificar, se le dice a esto en urbanismo.

* Imagen tomada del portal oficial de Bogotá.

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