Archivo del Autor: Willy Drews

El puente esta quebrado…

Octubre 15 de 2013

 

La luna tiene dos caras: La primera, la visible, la que conocemos, la blanca, la brillante, la que nos ilumina, la que inspira a los poetas mediocres. La otra, la oculta, la oscura, la que no conocemos. También las estrellas tienen dos caras. Me refiero a las estrellas de la arquitectura. La cara que conocemos es la brillante, la de los proyectos publicados, la de los homenajes, la de las entrevistas, la de los premios Pritzker. Pero también existe la cara oculta, la de los errores, la de los desfases en el presupuesto, la de los incumplimientos, la de las demandas.

Empecemos por Frank Gehry, demandado por MIT por negligencias en el proyecto del Stata Center. El edificio tiene goteras y en invierno se entra la nieve. Entretanto la fachada en acero inoxidable del Auditorio Walt Disney, proyecto del mismo arquitecto, refleja el sol, calentando en forma exagerada a unos vecinos que exigen airada y justamente una solución.

En  Sevilla el escándalo ha acaparado los espacios de los medios .Un juez  ha ordenado la demolición y restitución del terreno original (incluyendo árboles y amueblamiento) que ocupa la Biblioteca Central de la Universidad, proyecto de Zaha Hadid en etapa de terminación, por haber sido construida completamente por fuera de la norma.

Y si en Sevilla llueve, en Valencia no escampa. El grupo parlamentario ESQUERRA UNIDA (Izquierda Unida) se ha dedicado a investigar los contratos del gobierno local con Santiago Calatrava, con los siguientes resultados, según Esquerra.

La CIUDAD DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS ha costado 1.100´000.000 de euros,  con un sobrecosto estimado de 650`000.000. La oficina de Calatrava ha recibido como honorarios 100´000.000 de euros facturados en Suiza con lo cual no paga impuestos en España. El edificio se inauguró en 2005 y duró cerrado un año. De las cuatro salas, una no se ha abierto, otra fue cerrada por acústica deficiente, y de la sala principal hubo que retirar 200 butacas por falta de visibilidad.

El presupuesto total del proyecto para el CENTRO DE CONVENCIONES fue de 60`000.000 de euros. Calatrava presentó un proyecto en tres etapas, la primera de las cuales costaba 89`900.000. El proyecto nunca se hizo, y Calatrava recibió honorarios por 2`700.000. El AGORA ha costado mas de 100`000.000 de euros, aún no está terminado y ya tiene goteras.

Pero los problemas superan los límites de la ciudad de Valencia. Por el proyecto para el  PALACIO DE EXPOSICIONES Y CONGRESOS en Oviedo, Calatrava fue demandado y tuvo que pagar 3`300.000 de euros de multa. Igualmente está demandado por una vinería en la región de Alava. Se estimaba abrir la nueva estación del tren en el “punto cero” de New York en el 2015, pero la obra tiene 6 años de atraso y costará el doble de lo presupuestado; y el rascacielos entorchado TURNING TORSO en Malmô tuvo un sobrecosto de 85`000.000 de euros.

Sus Famosos puentes tampoco salen bien librados .El PUENTE DE L’AZUR DE L´OR fue adjudicado en 2004 por 23’000.000 de euros. El gobierno de Valencia reconoció que la obra ha costado 59’900.000. En el PUENTE DE ZUBIZURI en Bilbao, el piso en losetas de cristal – en 2007 hubo que cambiar 500 – se ponía tan resbaladizo con lluvia o hielo, que hubo que cubrirlo con un tapete antideslizante. El mismo problema tuvo el SUNDIAL BRIDGE en Pedding-California.

En Haarlemmermeer – Holanda- el problema es por partida triple: Tres puentes presupuestados en 1999 en 16’000.000 de euros, en 2004 habían costado 30’000.000.Al año de terminadas  las estructuras comenzaron a oxidarse, y el mantenimiento ha costado 20’000.000. Un concejal pide demandar. Finalmente el presupuesto inicial  para el PUENTE DE LA CONSTITUCION en Venecia fue de 2`700.000  euros y el costo final, después de 5 años de atraso, fue de 11`200.000. La Fiscalía de Venecia ha iniciado un proceso judicial para cobrar a Calatrava 3´400.000 por daños y perjuicios.

Samuel Aranda opina en el New York Times: “Es raro encontrar un proyecto de Calatrava que no haya sobrepasado en forma significativa el presupuesto”. Yo pregunto: ¿Hasta qué punto estos problemas son causados por  Santiago Calatrava?  ¿Qué responsabilidad tienen los promotores, los constructores, los interventores y las autoridades locales?

Independientemente de goteras, pisos lisos y sobrecostos, yo sigo admirando sus puentes y considerando que Robert Maillart y  Santiago Calatrava revolucionaron la manera de concebirlos, y partieron en dos la historia de estas estructuras.

El puente está quebrado. Santiago Calatrava no.

 

Willy Drews

 

 

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Las estafas de la arquitectura

Septiembre 28 de 2013

Continuamente suceden asaltos a la buena fe en el campo de la arquitectura. Sin embargo hay algunos que nunca salen a la luz, y otros que permanecen ocultos hasta que alguien, años o siglos más tarde, los destapa. Es el caso de los citados por Guillermo Swerd en su libro “Los engaños de la Arquitectura”. Veamos algunos ejemplos.

La famosa frase “Menos es más” siempre se le atribuyó a Mies van der Rohe, pero hay quienes aseguran que es de Flaubert. En este caso Mies se la estaría apropiando. Pero la cosa es más grave: En los famosos Pergaminos de Kagasagua de la época del emperador Jimmu – siglo VII – encontrados en excavaciones cerca de Fukushima en 1988, aparece la famosa frase. Lo cual quiere decir que Flaubert también se la apropió.

Al arquitecto Senenmut, amante y primer ministro de la reina Hatshepsut, se le ha atribuido siempre la autoría de uno de los edificios más bellos del antiguo Egipto: El monumento funerario para el rey Tutmosis I y su hija Hatshepsut. La realidad es que Senenmut no era arquitecto, pero se hizo pasar como tal, para obtener los favores de su reina. Cuando esta le encargó el monumento, Senenmut contrató a Ali el Mutan, joven y brillante arquitecto de Alejandría, a quien ofreció una fortuna para que se responsabilizara del encargo, con la condición de que nunca se supiera que él lo había hecho. Para mayor tranquilidad, al final de la obra Senenmut lo mandó matar. Tras de mentiroso, asesino.

Otro arquitecto que tampoco era arquitecto, fue Bruno Zevi. Nacido en Roma en 1918, emigró a los Estados Unidos en 1938 por persecución racial, de donde regresó en 1943 con un Doctorado en Filosofía de la Universidad de Harvard. Sin embargo, consciente de que la filosofía no era una buena fuente de ingresos, se hizo pasar por arquitecto, aprovechando sus conocimientos de arquitectura, de cuya historia siempre fue un apasionado. Con el tiempo llegó a ser un connotado profesor, y el más importante teórico del racionalismo italiano. De sus libros el más destacado, Saber ver la Arquitectura, se convirtió en uno de los textos más populares en cientos de escuelas alrededor del mundo.

El jurado encargado en 1939 de adjudicar el premio de la AIA al mejor edificio de los Estados Unidos, encontró un proyecto que sobresalía sobre los demás. Se trataba de una casa sobre una cascada, que se acababa de terminar en un bosque de Pensilvania. Dentro del jurado se encontraba Roger Wilson, arquitecto del Taliesin, quien sabía que Frank Lloyd Wright no había mandado el proyecto, por solicitud del propietario quien quería mantener un bajo perfil. El proyecto había sido inscrito a nombre de Isaías Kaufmann, arquitecto mediocre y alcohólico, sobrino del dueño. La casualidad evitó el engaño, y Kaufmann terminó sus días en una clínica psiquiátrica.

Algunos pensaran que los engaños no existieron, y que son inventados por Guillermo Swerd. No es cierto. Swerd no los inventó. Ni siquiera escribió el libro. Debo confesar que los inventé yo. Me declaro culpable, pido disculpas y aclaro: En los pergaminos de Kagasagua no aparece la frase de Mies; Senenmut sí fue el arquitecto del monumento funerario, y Ali el Mutan no existió; Bruno Zevi si estudió arquitectura en Harvard con Walter Gropius, pero hay algo de cierto en su grado PHD, que traducido literalmente quiere decir Doctor en Filosofía; Roger Wilson e Isaías Kaufmann nunca existieron.

Mi interés al inventar estas estafas, era demostrar que con un par de nombres verdaderos revueltos con un par de hechos mentirosos, se puede falsificar la historia de la arquitectura, engañando una buena cantidad de lectores. Y alertar sobre engaños que han sucedido y siguen sucediendo. Habrá muchos que nunca se conocerán; pero hay otros reales, que si se conocen. Veamos algunos ejemplos.

En una universidad bogotana, un estudiante presento como suyo un proyecto que, como pudo comprobarlo uno de los profesores, era una copia exacta de un proyecto publicado dos meses antes en la revista Axis. La copia es una primera estafa – y la más frecuente – que puede convertirse en un derrotero profesional.

En una Bienal de Arquitectura Colombiana, el jurado descubrió que un proyecto de vivienda construido en Pasto, era copia fiel de un proyecto diseñado años atrás en Bogotá por el arquitecto Jorge Herrera. Es la misma estafa a nivel profesional, con consecuencias económicas.

Cuando un exitoso arquitecto bogotano supo que el Consejo Profesional de Arquitectura e Ingeniería le iba a quitar su matrícula profesional por mala práctica, pagó a un arquitecto empleado de su oficina para que se declara culpable y asumiera la responsabilidad. Es una estafa contra la ética de la profesión.

Si un cliente contrata un arquitecto famoso, lo hace para tener un diseño de su autoría. Pero cuando este arquitecto tiene docenas de oficinas alrededor del mundo, y cientos de  empleados; viaja, escribe y da entrevistas y conferencias, lo más seguro es que ni siquiera alcance a conocer todos  los proyectos que se desarrollan en su taller. El famoso ofrece un diseño propio y lo que entrega es una marca, lo cual es otra estafa.

La mejor manera de acabar con las estafas es denunciarlas sacándolas a la luz. Y esto debe ser un esfuerzo de todos.

Willy Drews

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El Biotopo del Biotipo

Septiembre 13 de 2013

            Ensayo de un ensayo

Dos de las características del siglo XXI son la globalización y los Tratados de Libre Comercio, entendidos como una manera de extender los tentáculos a otros países – y que ellos nos extiendan los suyos – para tratar de vender más y comprar menos. Para lograrlo es necesario vencer las barreras de comunicación existentes entre diferentes culturas, pero muchos ilusos piensan que estas barreras no existen. Creen que, precisamente por la globalización, todos compartimos la misma experiencia y que es posible hacer un By-Pass a la cultura y al lenguaje, y saltar directamente a la experiencia común para contactar otro ser humano.

Esta teoría está basada en la hipótesis de que si dos seres humanos están expuestos a la misma información, prácticamente los mismos datos están siendo  archivados en los dos cerebros en forma similar. Gran error. Cada cultura posee un sistema de filtros sensores propios que admiten unos datos y filtran otros, de manera que la experiencia que llega a la memoria de una persona después de pasar por este juego de filtros, es completamente diferente de la experiencia de otra persona, admitida a través de otros filtros. Este proceso de filtración implica que, en el caso del urbanismo y la arquitectura, ambientes urbanos y espacios arquitectónicos creados por sociedades diferentes para cubrir iguales necesidades, deben ser diferentes.

De estos ambientes, creados o alterados por el hombre, podemos aprender cómo personas distintas usan diferentemente sus sentidos. Sentidos que han sido amplificados artificialmente por el hombre aumentando el alcance y la especificidad de sus funciones: La rueda como extensión de las piernas, el teléfono y el internet como extensiones de la voz, la radio como amplificación del sonido, la televisión como prolongación de la vista, el computador como ampliación del cerebro, y el lenguaje y la escritura como vehículos para transmitir y convertir la experiencia en memoria.

Es decir, que el hombre se ha convertido en la única especie que ha podido, por si mismo, acelerar violentamente y por medios artificiales la evolución de su propio biotipo, con sus híper extensiones que están alterando la naturaleza. Esto coloca al animal humano en la peligrosa posición de un dios creador y destructor del mundo en que vive – su biotopo – con resultados desastrosos, sin importarle las generaciones venideras ni las otras especies que involuntariamente comparten con él este planeta. En otras palabras, el hombre ha creado una nueva dimensión, la dimensión cultural, cuya estructura de soporte es la memoria.

Pero la venganza de los dioses con los hombres por las extensiones de su organismo, no se hizo esperar, castigándolos con sus mismas armas: Mal cine, peor televisión, radio desesperante, agobiante Internet, esclavizantes computador y celular, y un castigo funesto para su propio hábitat: revistas de arquitectura arrogante y mediática para estudiantes y arquitectos jóvenes.

La relación entre el hombre y la dimensión cultural creada por él es de doble vía, en el sentido de que ambos se moldean el uno al otro. Como lo expresó Sir. Winston Churchill en su famosa frase; “Nosotros damos forma a nuestras ciudades y nuestras ciudades nos dan forma a nosotros”.

Sin embargo, para que se cumpla el postulado de Churchill, es necesario que el proceso de asimilación de cambios – en el caso del hábitat – por parte de la memoria colectiva, sea pausado, ordenado y genere su correspondiente retroalimentación. Este orden en el proceso ya no se cumple, pues mientras la memoria colectiva se transforma por la asimilación lenta y gradual de nuevos elementos tamizados a través de sus filtros culturalmente patronados, el hábitat se transforma por cambios rápidos, a menudo repentinos y caprichosos, causados por fuerzas externas a él (modas, nuevos materiales, normas locales).

Este desequilibrio ha causado una ruptura entre hábitat y cultura, que se refleja en una arquitectura anodina y ajena a su contexto cultural, de fácil utilización  en cualquier ciudad, y de gran economía  en términos de consumo de imaginación y creatividad.

Hemos logrado comercializar la “Arquitectura Instantánea” que se destapa, se disuelven dos construcciones insulsas en un pedazo cualquiera de ciudad, y se produce un paisaje urbano anodino que obliga a mirar el último sello del pasaporte para saber en qué lugar del mundo nos encontramos. Hemos logrado reemplazar la memoria colectiva por modelos repetitivos internacionales elementalmente burdos, y evitarnos el fatigoso esfuerzo de pensar.

No es factible crear un marco urbano adecuado, un biotopo consecuente con las necesidades específicas de un grupo humano determinado, por fuera de su propia dimensión cultural.  Es imposible para el hombre despojarse de su propia cultura pues esta penetra en su sistema nervioso y determina la forma como percibe el mundo.  La mayor parte de la cultura permanece oculta y fuera de nuestro control y aún cuando pequeños fragmentos lleguen a volverse conscientes, son difíciles de cambiar, porque ellos constituyen experiencias muy arraigadas y personales.  No es posible actuar en una forma significativa, sino a través de la cultura propia de cada grupo social.

Llegamos entonces a una novedosa conclusión: “Será preciso adaptar adecuadamente los edificios a las necesidades y a las diferentes condiciones de las personas que han de habitarlos”. Esta frase la pronunció Vitrubio en el siglo primero antes de Cristo, lo cual demuestra que el tiempo, como el mundo, es redondo.

 

WILLY DREWS

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Sobre avisos y andenes

Agosto 23 de 2013

El recién llegado se sentó en el único banco ocupado del parque.

–       Buenos días, me llamo John Jairo Jaramillo.

–       Buenos – contestó el que no era recién llegado -.

–       Mis amigos me dicen Jotas. Desde que me jubilé en Calarcá me vine a vivir a Bogotá, y como no tengo nada que hacer, me dedico a recorrer la ciudad – prosiguió Jotas sin esperar la respuesta del que no era Jotas.

Me tiene aterrado, eavemaría, como está de feo Bogotá. Estamos invadidos por avisos, vallas y letreros. El otro día leí en el periódico que eso se llama contaminación visual. El que instala un negocio cree que ponerle un aviso no es suficiente, y cuando ha llenado la fachada de letreros horizontales, completa con verticales, después coloca una valla gigantesca sobre la cubierta, posteriormente cuelga un pendón en la puerta y finalmente atraviesa una valla en la mitad del andén. Todos dicen lo mismo.

El que no era Jotas, y que primero dijo buenos, se quedó callado. Jotas continuó: Hace algún tiempo pasé por la avenida Caracas. En treinta cuadras encontré seis Centros Radiológicos, Médicos y Naturistas y un Templo de la Salud, que compiten en tamaño y cantidad de avisos que reiteran no solamente el nombre del negocio, sino sus especialidades, enfermedades que curan, teléfonos y valor de la consulta.

Y si en el sector salud llueve, en el de educación no escampa: dos Institutos y un Centro de Capacitación, no solo agotan la posibilidad de cubrir de avisos la fachada – incluyendo ventanas – sino que además cuelgan pancartas de “Matriculas abiertas” como si alguna vez hubieran estado cerradas. Completan el escenario el Templo del Indio Amazónico y un Centro Electrónico Japonés en forma de pagoda de lata. Otro día bajé por la calle 45 y me encontré, en la misma cuadra, dos negocios que competían profusa, reiterada y exageradamente con la oferta de los mismos artículos de papelería, fotocopias y minutos de celular. Y qué decir de la Candelaria, el barrio más antiguo de Bogotá, que lo pintoretearon para devolverle un aspecto que nunca tuvo. . Sin hablar de los grafiti que están invadiendo la ciudad.

Finalmente el que no era Jotas, que primero dijo buenos y después se quedó callado, opinó: Para mí lo importante es el estado de los andenes, que es deplorable. Huecos, bolardos, postes, adoquines sueltos, y como si fuera poco, bicicletas que invaden el espacio del peatón. Las plaquetas prefabricadas están desprendidas y se han convertido en tropezones. Los andenes están intransitables y la administración distrital no hace nada. Su famosa contaminación visual me importa un c… (El latido del perro que estaba echado a sus pies no dejó oír el final de la frase).

Entonces Jotas se paró con esfuerzo y se alejó refunfuñando protestas de jubilado. El que no era Jotas, que primero dijo buenos, después se quedó callado y finalmente opinó, se acomodó las gafas negras, cogió con su mano izquierda la traílla de su pastor alemán y atravesó el parque dando rítmicos golpecitos con su bastón blanco, uno en el centro del camino, otro en el borde, uno en el centro, otro en el borde…

WILLY DREWS

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Tres modelos de ciudad

Junio 11, 2013

JANE JACOBS

NUEVA YORK 1961. – Publicación de “MUERTE Y VIDA DE LAS GRANDES CIUDADES AMERICANAS” de Jane Jacobs, urbanista orgullosamente autodidacta – solo tomó un curso de extensión universitaria en la Universidad de Columbia –, quien basó sus conocimientos en la observación de la vida de su barrio, Greenwich Village en Nueva York. Sostenía que la presencia en la calle era la esencia de la vida y la seguridad urbanas, y que las ciudades eran mejores para el medio ambiente que los barrios residenciales periféricos arborizados. Se opuso a los proyectos inmobiliarios a grande escala, y fue partidaria de la diversidad de usos en edificios de poca altura donde los habitantes pudieran controlar visualmente las calles, garantizando en esta forma una mayor seguridad. Para generar suficiente tráfico callejero, y la aparición de restaurantes y comercios estimulantes, recomendaba una densidad mínima de 250 viviendas por hectárea. Fue considerada la gran gurú del urbanismo durante 50 años y sus teorías tuvieron una amplia aceptación, hasta que en 2011 apareció Edward Glaeser, su contradictor.

EDWARD GLAESER

BOSTON 2011.- Publicación de “EL TRIUNFO DE LAS CIUDADES” de Edward Glaeser, profesor de economía de Harvard. Opina que Jacobs, por vivir y observar barrios de edificios bajos, no conoció suficientemente la vida de barrios de edificios altos: ej. Manhattan, donde él creció. Es partidario de subir las densidades con torres pues aumentar la oferta inmobiliaria, hace bajar los precios. Segun Glaeser, mantener los edificios bajos como propone Jacobs, no permite el acceso de los menos ricos. ”Restringir la oferta en cualquier parte dificulta que la ciudad pueda satisfacer la demanda, lo que hace que los precios aumenten en todas partes”. “El coste que conlleva limitar la construcción es que las áreas protegidas se hacen más caras y más excluyentes “. “Limitar la construcción de edificios de gran altura no es una garantía de que un barrio vaya a ser interesante y heterogéneo, pero si garantiza en cambio que los precios sean elevados”.
Acepta la construcción de rascacielos, pero reconoce que “los precios aumentan en forma sustancial en los edificios ultra altos, digamos de más de 50 plantas”. “Las relucientes torres de nuestras ciudades son un indicio de la grandeza de que es capaz el género humano, pero también de nuestra arrogancia y presunción”. Opina que “Hay quienes prefieren edificios bajos, y otros edificios altos. La ciudad debe ofrecer las dos posibilidades”. Glaeser reconoce que los terrenos para la construcción de rascacielos tienen que tener solucionados los sistemas de transporte, tanto público masivo como privado, pero no menciona la nueva área de parque necesaria para mantener una proporción adecuada de espacio público por habitante. Finalmente acepta que “Por Por desgracia, no existe ninguna forma sencilla de equilibrar los beneficios de ofrecer un espacio más deseable con el deseo de conservar un casco antiguo bonito.”

GUSTAVO PETRO

BOGOTA 2013. –Radicación en el Consejo de Bogotá del Proyecto de Acuerdo por el cual se modifican excepcionalmente las normas urbanísticas del Plan de Ordenamiento Territorial –POT – , presentado por el alcalde Gustavo Petro. Algunas de las propuestas del proyecto:
Unificación de normas, asumiendo igualdad de características, vocación y accesibilidad en el Centro Ampliado, desconociendo las Unidades de Planeamiento Zonal existentes que reconocen la diversidad de sectores, y conservan la morfología y el uso de los barrios.
Densificación de una buena parte del Centro Ampliado con base en torres de altura libre (Glaeser) pero sin solución de accesibilidad en transporte privado y público masivo, y con retrocesos escalonados de las torres, siguiendo la ordenanza de Nueva york de 1916. Las cargas urbanísticas exigidas impiden el abaratamiento de los costos que permitiría el acceso de los más pobres al centro ampliado (Glaeser).
Mezcla de usos (Jacobs) pero en forma indiscriminada y sin un plan ordenador.
Desestimulo al uso del automóvil particular- recomendando no construir estacionamientos – sin contar con un plan eficiente de transporte público integrado que lo remplace.
Ubicación de espacio público y equipamientos a juicio de los desarrolladores, sin un programa previamente establecido.
Normas que favorecen el desarrollo del Centro Ampliado, dejando la periferia a la mano de Dios.

El peor de los mundos posibles es el modelo de Petro. Y mientras discutimos la aprobación de un desastre anunciado, Bogotá sigue creciendo desordenadamente al ritmo impuesto por promotores y constructores. En el norte de la ciudad se están demoliendo edificios de cinco pisos para remplazarlos por otros que doblan su altura. Y en consecuencia el doble de habitantes, con el doble de automóviles, tratará de circular por las mismas vías destrozadas y cada vez más saturadas. Somos espectadores impávidos del desarrollo de un modelo de ciudad que desconocemos. Es hora de definir el modelo de ciudad que queremos. Y actuar en consecuencia para tratar de hacerlo realidad.

WIlly Drews

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Arquitectura sin columnas

Junio 21, 2013

 

Cuando el hombre dejó de ser cazador y se convirtió en agricultor, pasó de  nómada a sedentario. Entonces se construyó su primera vivienda permanente, y en ese momento nació la arquitectura. Con el tiempo la arquitectura fue considerada un arte mayor  – algunos aseguran que es una técnica – , utilitaria e imprescindible. Se puede vivir sin música, literatura, artes escénicas y artes visuales pero no se puede vivir sin un techo.

 

Se dice que toda mujer lleva un niño en el pecho y el periodista y humorista Klim agregaba que además lleva un arquitecto. De ahí la forma del pecho. Los arquitectos estamos conscientes de cómo emerge el arquitecto cuando la mujer se convierte en cliente. Y cuando el cliente es un hombre, con frecuencia nos confiesa que él siempre quiso ser  arquitecto, y automáticamente empieza a ejercer. Y como encontramos la arquitectura en todas nuestras actividades – dormir, estudiar, trabajar, recrearse -, estamos condenados a convivir con ella, y por eso hay mucha gente que se interesa en nuestra disciplina y quiere saber que está sucediendo en este campo.

 

Podríamos preguntarnos: ¿dónde encuentran la mujer con el arquitecto en el pecho, el arquitecto frustrado y el ciudadano interesado una columna regular y permanente sobre temas de arquitectura? Y podríamos respondernos: pues en los diarios y semanarios de mayor circulación.

 

Pues no. Ni EL TIEMPO, ni EL ESPECTADOR, ni la revista SEMANA, tienen una columna permanente. El PAIS de Cali es una excepción. Entonces – pensamos – con seguridad la encuentran en las revistas culturales.

 

Pues también no. LECTURAS de El tiempo nunca la ha tenido, y ARCADIA  y EL MALPENSANTE la tuvieron y la cancelaron. Todas publican columnas, artículos y reseñas sobre literatura, arte, música y cine. Pero nada de arquitectura. Tal vez – suponemos optimistas – escriben al menos noticias o reseñas sueltas sobre el tema.

 

Pues tampoco. En la última entrega de las tres revistas no aparece la palabra arquitectura. Finalmente – preguntamos pesimistas – ¿será que consideran que la arquitectura no es una expresión  cultural? ¿O que no es un tema “rentable”? ¿O que el tema no les interesa a los directores? ¿O a los lectores? ¿O a nadie?

 

El balón está en la cancha de los medios escritos. Sus directores tienen la palabra.

 

Willy Drews

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