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Exposición Obregón & Valenzuela en Bogotá. 12 proyectos 1949-1969

El Museo de Arquitectura Leopoldo Rother tiene el gusto de invitarlos a la inauguración de la Exposición Obregón & Valenzuela en Bogotá. 12 proyectos 1949-1969 en Bogotá, 1949 1969 que se realizará el próximo viernes 10 de agosto a las 6:00 p.m.


Obregón & Valenzuela en Bogotá. 12 proyectos 1949-1969como se denomina esta nueva exposición del Museo de Arquitectura Leopoldo Rother, muestra los proyectos de la firma Obregón, Valenzuela y Cía. Ltda., realizados en las dos décadas señaladas.

 

Se presentan 15 edificios en altura, 17 casas unifamiliares y 2 conjuntos urbanos, con énfasis en 12 proyectos destacados, selección que tiene como propósito revelar una visión inter-escalar, en la que se relacionan arquitectura, diseño urbano y planificación. La muestra que conforma la exposición no sólo presenta una gran variedad de temas, sino que también aproxima, en cada escala, a distintas soluciones; en las escalas urbanas, se implementan estructuras y sistemas espaciales que resuelven la relación entre áreas libres y naturales con áreas construidas, y en las escalas arquitectónicas, se emplean soluciones que asignan una configuración revolucionaria al límite de los edificios, es decir, al lugar de la interacción física y visual entre interior y exterior.

 

Su  organización y curaduría hace parte de las investigaciones adelantadas, como tesis doctorales, por los docentes Isabel Llanos y Edison Henao, de la sede Manizales de la  Universidad Nacional de Colombia, Miguel Mayorga de la Universidad Politécnica de Cataluña y María Pía Fontana de la Universidad de Girona, España.

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Mutatis mutandis

Agosto 2 – 2012

Se dice que Shakespeare (1564-1616) escribió que “el loco se cree cuerdo, mientras que el cuerdo reconoce que no es más que un loco” (Dosis Mínima, El Espectador, 18/07/2012), pero Cervantes (1547-1616) había terminado su poema La «LOCURA» se apodere de todos, incluido en El Quijote, 1605, cuya primera traducción al inglés se hizo en 1612, con dos magníficos versos: “La CORDURA de sabernos LOCOS, en lugar de La LOCURA de creernos cuerdos.” Shakespeare y John Fletcher escribieron en 1613 la Historia de Cardenio recogida en Don Quijote como Cardenio, que se ha perdido, pero quién copio a quien nos lo dirá algún erudito. Mas lo que sí se puede decir ya es que los versos de Cervantes son más bellos y profundos, y eso es lo que importa. Por eso los arquitectos prudentes no caen en la mera copia, que es la “imitación servil de un estilo” (DRAE), sino que simplemente roban, como dijo T. S. Eliot de los poetas maduros (La tradición y el talento individual, en, The sacred wood, 1922).

Dice el DRAE, en la séptima acepción de la palabra copia, del latín, copĭa, que es la “imitación de una obra ajena, con la pretensión de que parezca original”. Aquí está el meollo de la discusión acerca de la similitud mas que evidente del proyecto de la firma MOS, de 2008

MOS: Ordos 100

con el preescolar Timayui de Giancarlo Mazzanti, diseñado tres años después, en 2011:

 

Giancarlo Mazzanti: Timayui

Y está también el Museu Paula Rêgo, de 2009, en Cascais, Portugal, de Eduardo Souto de Moura, cuyos lucernarios hacen referencia a obras históricas de la arquitectura portuguesa, como la chimenea del monasterio de Alcobaça o las de las cocinas del Palacio de Sintra, y que recuerda a Rossi como dice Luis Fernández-Galiano (ver: AV Monografías 151, 2011, pp. 14 y 15, y 144 y ss.).

Por supuesto los edificios siempre se han parecido a otros edificios anteriores o contemporáneos, pero en el caso de un concurso y aun más en una Bienal, los modelos deberían ser explícitos y sobre todo apropiados. El haber inscrito el preescolar Timayui en la Bienal sin decir sus referentes presupone que se trataba de una obra original. Igual que el “explicarlo” con base a una retórica seudo intelectual, pues como dice Mario Vargas Llosa, la teoría ha llegado a sustituir a la obra misma usando un leguaje abstruso y falazmente científico (La civilización del espectáculo, 2012).Un mero espectáculo habría agregado si se hubiera ocupado de esa arquitectura de los últimos años que justamente se ha llamado “arquitectura espectáculo”. Original, por su parte, del latín originālis, dicho de una obra científica, artística, literaria o de cualquier otro género, significa que resulta de la inventiva de su autor.

El Jurado de la XXIII Bienal Colombiana de Arquitectura pretende que creamos que no sabían de la similitud, pero aunque no conocieran el proyecto de MOS sí deberían saber que “basarse” en otros proyectos es el modus operandi de Mazzanti, como él mismo lo explica y defiende públicamente. En el Acta de Juzgamiento nada se dice al respecto en el caso del pre escolar Timayui, premiado con una Mención “por sus contribuciones parciales”. Pero tampoco se dice nada de las circunstancias y requerimientos de la arquitectura local, que son los mismos de los tradicionales “ranchos” vecinos, muy abiertos como suelen ser en nuestra costa Caribe, como se pueden ver en las fotografías incluidas, además de que supuestamente todos los miembros del Jurado visitaron todas las obras premiadas.

Sin embargo, lo verdaderamente importante, el verdadero meollo, es si el proyecto de MOS para unas viviendas, en Mongolia, China, era el modelo más apropiado para un pre escolar cerca a Santa Marta. Y especialmente si se le hicieron las modificaciones pertinentes habida cuenta de la diferencia de climas, paisajes y tradiciones. Recomendación de Le Corbusier (Oeuvre complete, 1938-46 , 1955), que a la arquitectura “espectáculo” poco le interesa, pese a que, como dice Glenn Murcutt, “…una de las cosas que más admiramos de la arquitectura de cualquier época es su enraizamiento, su autenticidad.” (ARCHITECTURAL RECORD, 05/2009). Precisamente allí está la diferencia entre el plagio y el uso de un canon, que son las reglas derivadas de un modelo de características perfectas, generando tradiciones producto de climas y topografías y por lo tanto paisajes específicos. Que es lo que diferencia, por ejemplo, la buena arquitectura moderna de Bogotá de la de Cali igualmente buenas pero diferentes.

Como dice Helio Piñón (Curso básico de proyectos. Edicions UPC, Barcelona 1998): “En todo este proceso de reproducción visual de la «idea» no aparece el programa, al que se considera, sin atreverse a proclamarlo, un residuo de la arquitectura del pasado: el éxito del contenedor extravagante ha reducido el programa como sistema ordenado de usos que garantizaba la identidad de la forma moderna, a un conjunto inorgánico de funciones, verificables una a una, sin la menor incidencia en la estructura espacial de la arquitectura. El programa desaparece, así, como ente complejo cuya estructura vertebra la formalidad del objeto, para convertirse en un elenco amorfo de requisitos, que predispone a una idea cuantitativa de satisfacción.» Pero en el proyecto de Mazzanti tampoco importa la construcción ni el emplazamiento, como ya se vio: solo sus formas copiadas. Es decir, la configuración externa de algo, que es como el DRAE define forma.

Aspectos que pasaron olímpicamente por alto los miembros del Jurado de la Bienal, quizás porque, como lo dijo el arquitecto Fernando Gordillo, “no hay como premiar lo premiado…” Ya pasó con el Parque Biblioteca España-Santo Domingo Savio en Medellín. Y ha propósito ¿Cuál es el verdadero “modelo” del colegio Flor del Campo en Cartagena, también de Mazzanti? La insuficiencia, pobreza y lugares comunes de la justificación de su Premio al Proyecto Arquitectónico, otorgado por unanimidad, son notables considerando que pretende ser una bienal colombiana de arquitectura y no de arquitectura colombiana. Como debería de ser si nos preocupáramos por una arquitectura que siendo actual sea pertinente a nuestros diferentes lugares y circunstancias, geográficas e históricas. Pero es que en una sociedad tan dependiente culturalmente como la nuestra, tal parece que a muy pocos interesa.

Como dijo Lord Palumbo, presidente del Jurado del Premio Pritzker de 2012, en una oportuna reflexión respaldada por otros miembros como Juhani Pallasmaa y Gleen Murcutt, «el asunto de la relación adecuada entre presente y pasado es particularmente oportuno, porque el proceso reciente de urbanización [como es el caso de Colombia] invita al debate sobre si la arquitectura debe anclarse en la tradición o si sólo debe mirar hacia el futuro». Un “futuro”, hay que agregar, impuesto por una moda aupada por revistas, premios y bienales. Como lo recordó sin lugar a dudas Juan Cárdenas Arroyo, el arte actual es una moda que se creó en Estados Unidos y Europa (El Tiempo, 12/03/2012). Y lo mismo pasa con la arquitectura actual ¿Hasta cuándo vamos a tolerar que nos indiquen desde afuera que debemos valorar, demoler o construir, como diseñarlo y que premiar, seducidos por volúmenes que se pretenden cuerdos y ni siquiera son locos?

Ya desde el siglo I a.C., Vitruvio, en su introducción al Libro Séptimo de De arquitectura, enfatiza la originalidad de sus trabajos y la “trasparencia” de sus investigaciones. Esta declaración de honestidad científica, que puede parecer inusual por su “modernidad”, se enmarca dentro de un proyecto más amplio emprendido por el para dignificar la labor de los arquitectos. Esta defensa de la dignidad científica y epistemológica de la arquitectura implica una consolidación de los autores y la legitimación de un discurso especializado e individual, de donde proviene la insistencia en citar correctamente las deudas textuales. Para Vitrubio el reconocimiento de las fuentes y de los modelos es una exigencia moral (Kevin Perromat Augustín, El plagio en las literaturas hispánicas: Historia, Teoría y Práctica, 2010). Mutatis mutandis, es decir, de manera análoga pero
haciendo los cambios necesarios.

BENJAMIN BARNEY CALDAS

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Ser y no parecer

 

Con motivo del fallo de la última Bienal Colombiana de Arquitectura, me siento obligado a repetir, una vez más, las consideraciones a continuación.

Sólo el estudio de las ciudades en tanto artefactos relacionados con una geografía, una historia y unas circunstancias actuales, permitirá una teoría para mejorar el futuro de su arquitectura. Esto es urgente en la medida que hay muchas funciones nuevas sin imagen en nuestra memoria colectiva. Funciones que están en ciudades que necitamos que entender como obras de arte colectivo, en lugar de una suma de egos. La critica y debate de esta construcción colectiva, en bienales razonadas y públicas, recuperaría el estatus de la profesión y un «trasfondo meditativo» sobre lo propio, hoy ignorado como si le tuviéramos vergüenza.

Nuestra geografía determinó sus paisajes y climas según la altura de sus valles y montañas, pues aunque en el Nuevo Mundo se consolidó el Imperio Español, con la lengua, la religión y la arquitectura (Fernando Chueca Goitia, Invariantes, 1979), climas y paisajes diferenciaron las nuestras de las del resto de Latinoamérica con el paso del tiempo. Sin embargo, si son similares a las tropicales y subdesarrolladas de otras partes del África y Asia, pero que desconocemos por nuestra dependencia cultural de Europa y Estados Unidos.

Su historia muestra como se diversificaron poco a poco sus pocas arquitecturas iniciales, y cómo últimamente se modificaron cada vez mas rápido, originando su caótica actualidad. Escenario sobre el que hay que actuar para mejorar su futuro, con una arquitectura contextual y sostenible además de funcional y segura. Y una estética emocionante pero pertinente, regresándoles el orden, la unidad y la belleza, ya necesariamente apenas consolidando barrios y sectores dado sus desmedidos tamaños presentes.

Su pasado es mas oriental que americano, pues las ciudades prehispánicas son posteriores y entre nosotros pocas y descubiertas recientemente. Las coloniales son de emplazamientos contundentes en sus paisajes, pocas funciones y sistemas constructivos y una sola estética derivada de ellos, a las que las nuevas Repúblicas privatizaron su suelo y agregaron nuevos elementos europeos y la tradición clásica. Pero con la modernidad pasamos a muchos materiales y sistemas, y de los artesanos a los arquitectos de universidad.

Su presente es el falso progreso de seguir sin saberlo a Marcel Duchamp, en que es la intención del artista lo que vuelve arte un objeto. Son formas novedosas pero sin sentido (Renzo Piano, Time, 11/10/2008) y limitadas por la geometría, y más volúmenes que recintos o entornos. Penúltimas modas calcadas de ciudades diferentes, que todavía publicitan las revistas internacionales y las que aquí las imitan. Espectáculo ajeno allá a los centros tradicionales y que desaparece cada vez mas criticado, pero que interesadamente premian su imitación aquí.

Su futuro dependerá de que la arquitectura recupere para si la conformación de las ciudades (Jane Jacobs, Vida y muerte de las grandes ciudades, 1966), y que su estética surja de técnicas adecuadas y soluciones funciónales y sostenibles. Y que sus emplazamientos continúen lo pertinente del patrimonio construido, entendiendo sus patios recurrentes, y sin pensar en estilos para saber que conservar o agregar (Ernesto Moure, Espacios y formas residuales, 2007). En fin, en evitar la copia servil y sin imaginación, cultura ni conocimientos.

Benjamín Barney Caldas

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Lecturas


Una bibliografía básica debería estar a mano en todas las bibliotecas de las escuelas de arquitectura, incluyendo textos recientes ademas de los “clásicos” propuestos a continuación. Son apenas unos 30 libros para estudiar, lo que daría unos seis por semestre suponiendo que se agreguen otros tantos para las diferentes asignaturas. Y además en varios de ellos solo habría que considerar los capítulos mas pertinentes.

Comenzar con Leland M. Roth, Entender la arquitectura / sus elementos, historia y significado, de 1993, y Jhon Julius Norwich, Gran arquitectura del mundo, de 1975, y el de Wolf Schneider, De Babilonia a Brasilia, de 1960, y Edward Allen y otros, Cómo funciona un edificio, de 1980, para enterarse de la complejidad técnica del diseño arquitectónico, y, finalmente, ubicar todo aquí con Eugenio Barney-Cabrera y otros, Historia del Arte Colombiano, de 1975.

Con respecto a las ciudades hay que comenzar con el de Lewis Mumford, La cultura de las ciudades, de 1938, continuar con el de Sibyl Moholy-Nagy,Urbanismo y Sociedad,de 1968, y el de Jane Jacobs, Vida y muerte de las grandes ciudades, de 1961. Y para relacionar la arquitectura con las ciudades, el de Aldo Rossi, La arquitectura de la ciudad, de 1968, y el de Camillo Sitte,Construcción de ciudades / según principios artísticos, de 1889.

Para la teoría primero Bruno Zevi, Architectura in nuce, de 1960, y Giulio Carlo Argan, La Historia del Arte como Historia de la Ciudad, de 1983, y ahí si laHistoria de la teoría de la arquitectura, de Hanno-Walter Kruft, de 1985, para pasar a la arquitectura moderna con Espacio, tiempo y arquitectura de Sigfried Giedion, de 1941, y poner todo esto en el contexto nacional con el de Sergio Trujillo,y Carlos Niño, Arquitectura en Colombia y el sentido del lugar Últimos 25 años, de 2004.

La historia de la arquitectura cuenta con el libro de Sir Banister Fletcher, de 1896, actualizado periódicamente hasta el presente, y el de Bruno Zevi, Historia de la arquitectura modernade 1950,  actualizado en 1996. Y el de Fernando Chueca-Goitia, Invariantes castizos de la Arquitectura Española – Invariantes en la Arquitectura Hispanoamericana, de 1970,  el de Ramón Gutiérrez, Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica, de 1992, y el de Silvia Arango, Historia de la arquitectura en Colombia, de 1989.

Y para el caso de Colombia el de Jacques Aprile-Gniset, La Ciudad Colombiana / Prehispánica, de Conquista e Indiana, de 1991, y La ciudad colombiana. Siglos XIX y XX, de 1992, el de Carlos NIÑO,  Arquitectura y Estado, de 1991, y el de Germán Téllez, Rogelio Salmona, Obra completa 1959/2005, de 2006. Y para el de Cali, el de Santiago Sebastián, Arquitectura colonial en Popayán y Valle del Cauca, de 1965, y el de Rodrigo Tascón, La arquitectura de Borrero, Zamorano y Giovanelli.

Finalmente, está la Metodología del diseño arquitectónico de Geoffrey Broadbent  y otros, de 1966, La coordinación modular de Caporioni, Garlatti y Tenca-Montini, de 1960, y Sol Power, 1996, de Sophia y Stefan Behling, y para las condiciones locales, de Victor Olgyay, Clima y Arquitectura en Colombia, de 1968, yLa arquitectura de las casas de hacienda en el Valle del Alto Cauca, de Benjamín Barney y Francisco Ramírez, de 1994.

Benjamin Barney Caldas

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De las casas a las cajas

 

El trópico en los valles interandinos, como el del río Cauca, es lluvioso y cálido, y las casas coloniales pronto prolongaron sus techumbres con generosos aleros. En las de las haciendas sombrean sus corredores periféricos, y en las poblaciones cierran las calles por arriba y protegen peatones y fachadas del agua y el sol. Sombras que además, junto con el ocre de los tejados, separan los blancos encalados de sus gruesos muros, de escasos vanos, de los nubosos y blanquecinos cielos de la región.

Pero con la influencia neoclásica de finales del siglo XIX se eliminaron los aleros y las casas comenzaron a parecer cajas, que a mediados del XX se volvieron, con la vulgarización de la arquitectura moderna, las muy criticadas “cajas de zapatos”, repetidas ad nauseam, que los malos arquitectos de ahora nuevamente vuelven a “estilar”, que no diseñar, mas preocupados por imágenes y volúmenes que por espacios y ambientes. Y hay quienes, imitando a Frank Gehry, cortan, estrujan y aplastan sus cajas, o que las sacuden formando olas.

Sin embargo, la buena arquitectura moderna de las décadas de 1950 y 60 en Cali, por ejemplo, muy influenciada por la arquitectura moderna brasilera de esa época, la primera reconocida como “nacional”, no solo conservó patios y corredores, si no que amplió los aleros prolongando sobre los muros sus grandes cubiertas planas. Como se puede ver aun en varios de los edificios y casas de esos años que aun quedan allí y otras ciudades de la región. Arquitectura sin duda de casas y no de cajas.

La ignorancia y frivolidad han transformado parte de nuestra arquitectura actual en puro estilismo (usar imágenes de moda de las revistas de decoración) dejando de lado la proyectación (resolver problemas locales de emplazamiento, habitabilidad, construcción y estética),  pero esta vez, para peor de males, cajas con abundancia de vidrio, y, últimamente, vidrio de colorcitos sin imaginación ni propósito. Y que en Cali, por ejemplo, parecen de Bogotá, en donde el ladrillo o el hormigón visto ya no hacen necesarios los aleros y es bueno que el sol pase por los vidrios, o que se pintan de verdecito como en Mesa de Yeguas.
Desde luego el problema no sólo es de los malos arquitectos de ahora,mal formados en las abundantes pero malas escuelas de ahora, sino en las gentes que ahora ya no quieren morar en casas sino en cajas unas sobre otras en “porta cajas”, entre más altos mejor, y que ya no caminan por calles con aleros (ni podrían hacerlo pues ya casi no las hay), sino que se “movilizan”  solos encerrados en sus grandes y negras camionetas como de funeraria, y apenas caminan en los “mols” de moda o en los campos de golf o, peor, en las maquinas de los“espás”.

Pero igual hay una arquitectura “de resistencia”, conocida y estudiada (no todos los talleres de proyectos son malos), que se preocupa por hacer casas y parte, por ejemplo en Cali, de estudiar las casas de hacienda, el mas abundante, importante y bello patrimonio arquitectónico de la región, lamentablemente poco conocido y valorado por esos profesores mas preocupados en resumirles a los estudiantes los libros que estos tendrían que estudiar, y que poco los sacan a ver “casas” contentándose con mirar desde arriba las “cajas” que llaman maquetas.

 

Benjamin Barney Caldas

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Arquitectura y el espectáculo*

Marzo 7 – 2012

Juhani Pallasmaa

La arquitectura ha siempre convertido en ficción la realidad y la cultura por medio de la conversión de los asentamientos humanos en imágenes y metáforas idealizadas de orden y vida, en narrativas de ficción arquitectónica. Históricamente, la arquitectura también ha negociado entre la dimensión cósmica y la humana, eternidad y presente, dioses y mortales. Y tiene un papel central en la creación y proyección de la imagen idealizada de cualquier  cultura.

 

 

 

 

Este objetivo de idealización es clara en la arquitectura griega y en la polis, así como en las estructuras arquitectónicas romanas y la organización de la ciudad romana. Un especial ámbito de la arquitectura idealizada incluye las utopías y los proyectos arquitectónicos ficticios que no se pretendían construir, como los de Giovanni Battista (1720-1778 ), los famosos dibujos de Piranesi, las Carceri d’lnvenzione,  los proyectos de los utopistas franceses de la época de la Revolución Francesa y las visiones de arquitectura de cristal de los arquitectos del Expresionismo alemán. Sin embargo, hoy en día, las poderosas técnicas de imagen e imaginería instantánea de arquitectura a menudo parecen crear un mundo de ficciones de arquitectura autónoma, las cuales descuidan totalmente el terreno fundamental de la existencia y los objetivos del arte de la construcción. Se trata de un mundo de arquitectura alienada, sin gravedad, materialidad, sensibilidad  y compasión. Las primigenias visiones de arquitectura reflejaban una forma viable de cultura y forma de vida, mientras que las visiones generadas por ordenador de hoy en día, en general parecen ser meros ejercicios gráficos sin sentido de la vida real. Los entornos  tematizados y los simulacros de la arquitectura ficticia de hoy en día, tales como los centros comerciales y plazas urbanas, ejemplifican esta pérdida de la sinceridad cultural y la inocencia. ¿Estamos hoy siendo manipulados por las imágenes de nuestra propia creación?

Sí lo somos, y las estáticas imágenes de arquitectura de nuestra época de exhibicionismo y narcisismo personal ocultan los problemas fundamentales de nuestra forma de vida y sus valores: empañan la visión de un futuro ético y con sentido biológico.

Guy Debord en La sociedad del espectáculo (1) nos explicó como estamos rápidamente convirtiéndonos en la sociedad de la vigilancia y manipulación. El control secreto de la conducta y la vida individual por medio de imágenes y dispositivos técnicos se extiende ya más allá del modo visual; el mercadeo multi-sensorial manipula experiencias, sentimientos y deseos a través de sonidos, sensaciones táctiles, sabores y olores. De hecho, hoy estamos colonizados a través de todos nuestros sentidos. Nociones tales como «marketing multisensorial”, “branding de los sentidos”, «Persuasión sensorial “Tocando el subconsciente sensorial”, “canalización de la mente-espacio», y la «híper-sensualidad del espacio comercial actual” se utilizan para describir estas nuevas estrategias sensoriales de un mercadeo científicamente informado. Esta expansión de la colonización sensorial se ejemplifica con el reciente intento de los fabricantes de motocicletas Harley-Davidson de patentar el característico sonido grueso y masculino de su motor».

Una forma peculiar de “colonización” arquitectónica se lleva a cabo a través de la acrítica aplicación de tecnologías, tales como la eficiente mecánica del aire acondicionado, que hace posible el construir con el mismo estilo universal en todas partes, sin importancia del clima local.

La arquitectura de firma de hoy busca ese mismo tipo de efecto de circuito cerrado e identificación de producto, e incluso existen ejemplos de ‘franquicias’ de arquitectura, proyectos comercializados por las oficinas globalizadas arquitectos «de firma» que aspiran a expresar una marca reconocible. Los grandes imperios de la historia de las civilizaciones siempre han marcado su territorio en una determinada arquitectura, y la arquitectura siempre ha promovido el poder. Hoy en día, la globalizada arquitectura-imagen reclama agresivamente el territorio globalizado de la economía de mercado, última fase del capitalismo mundial.

El consumismo y su herramienta principal, la publicidad, tienen consecuencias ideológicas. «La publicidad convierte el consumo en un sustituto de la democracia. La elección de lo que uno come (o lleva o conduce) toma el lugar de opción política significativa. La publicidad ayuda a enmascarar  y  compensar todo lo que no es democrático en la sociedad. Y también enmascara lo que está sucediendo en el resto del mundo», como alegó  John Berger hace más de tres décadas. Su argumentación sugiere que estamos viviendo en un mundo de realidades múltiples y que estamos expuestos a la fuerza a realidades de simulación engañosa. En el mundo actual de la información instantánea global y del capital líquido, se hace  más evidente que nunca que el velo de disfraz en permanente expansión y el condicionamiento mental, con frecuencia enmascaran la realidad de las verdaderas intenciones.

Se ha convertido en tarea desesperanzada del periodismo crítico y diversos movimientos ciudadanos, el tratar de desenmascarar la realidad fabricada que nos vemos obligados a vivir.

Tomado de: The Embodied Image: Imagination and Imagery in Architecture (Architectural Design Primers), 2011

Traducción libre de Guillermo Fischer

 1 La sociètè du spectacle, Guy Debord,  Champ Libre, 1967

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