Pregunta el Juez al marido:
– ¿Cómo murió su señora?
– Iba por la cocina con el cuchillo, se cayó y se lo clavó
– ¿Siete veces?
Ya hace medio año que se desplomó la torre 6 del conjunto Space en Medellín, y hasta este momento se desconoce el resultado del estudio contratado con la Universidad de los Andes para saber las causas del siniestro. Y probablemente nunca se conozca.
Según el periódico El Tiempo “hubo deficiencias y errores en los cálculos realizados por los ingenieros”. Y como si la caída de la torre 6 y la demolición preventiva de la torre 5 no fuera bastante, la revista Semana informa que los proyectos Continental Towers, Asensi y Mantuá –este último en obra– construidos por la misma firma y calculados por el mismo Ingeniero no son habitables pues amenazan ruina. Una puñalada puede ser un accidente pero siete son un crimen. Un error lo comete cualquiera –errare humanum est– pero repetirlo cuatro veces es un delito. Y no lo digo yo. Según El Tiempo, “la Fiscalía está determinando si pide la medida de aseguramiento de (…)”.
La curiosidad ha sido el motor del desarrollo. Gran parte del avance de la humanidad se ha debido a la resolución de las cadenas de los por qué. Cuando se da la respuesta a un por qué, el hombre avanza un poco, aparece un nuevo por qué y se genera una cadena de conocimientos. En este caso la respuesta al primer por qué es una verdad de Perogrullo: ¿por qué se cayó la torre 6 del conjunto Space? Porque la estructura no pudo soportar el peso del edificio. El segundo por qué debería haber sido respondido por la Universidad de los Andes: ¿por qué falló la estructura? Basados en los informes de prensa, podemos responder: por las deficiencias y errores en los cálculos estructurales, que curiosamente todos fueron en defecto y ninguno en exceso. El último por qué de la cadena: ¿por qué si se sabía que los cálculos no cumplían con las normas –al menos el calculista lo sabía– se construyeron las estructuras de los cuatro proyectos? La respuesta es una, triste y miserable: por dinero.
Por un puñado de pesos se sacrificaron doce vidas y se puso en peligro de muerte a centenares de familias que perdieron su vivienda. Por un puñado de pesos otro centenar de familias ven cómo su sueño de un techo para sus hijos se desvanece al verse obligados a abandonar su hogar. Por un puñado de pesos los ingenieros y constructores antioqueños tienen que agachar la cabeza con vergüenza ajena. Por un puñado de pesos Medellín pasó por la vergüenza de exhibir ante los participantes del Foro Urbano Mundial las ruinas del mayor fracaso de la construcción en Colombia, triste homenaje a la ambición irresponsable: los escombros de las torres 5 y 6 del conjunto Space.
Para prevenir un nuevo fracaso, el gobierno está legislando asumiendo aparentemente que todos los ingenieros son delincuentes en potencia y los curadores sus cómplices. Son medidas bien intencionadas para proteger al comprador pero no evitan que la tragedia se repita. Lo único que puede garantizar que no haya un nuevo colapso es una palabra que algunos profesionales desconocen: ética.
*Foto de Laureano Forero Arquitectos (tomada de la página de Facebook)