Septiembre 21 – 2011
Como es usual cuando se muestran imágenes de proyectos con las similitudes que podemos apreciar en el Arc en Ciel de Bernard Bühler del año 2010 con el edificio recién terminado para la EAN de Daniel Bonilla, las palabras sobran.
Sin embargo, aunque mostrar esta coincidencia de apariencia pueda parecer superficial, tanto por el hecho en sí mismo, como por el hecho de denunciarlo, existen bajo la superficie hechos que para mí, son de gravedad para la salud de la práctica del diseño arquitectónico, no solamente en Colombia, sino en Latinoamérica.
Me atrevo entonces profundizar sobre lo que está bajo la superficie:
– ¿Coincidencia o copia?
La estrategia proyectual de Bonilla se ha convertido en lugar común de muchos arquitectos. Consiste en disponer de imágenes de proyectos de la vanguardia foránea, reutilizarlas de manera casi directa y presentarlos como originales. Menciono algunos, comenzando por uno en el que Bonilla tuvo a Giancarlo Mazzanti como colaborador: el auditorio de Plaza Mayor en Medellín, que coincide formalmente con el Museo Universitario de Alicante, de Alfredo Maya. Otro es el edificio de oficinas actualmente en construcción de la calle 83 abajo de la 11, que coincide con el edificio de Sanaa para Dior en Tokio.
Otras veces, cuando el origen no es único, sino que proviene de varios proyectos, se recurre al maclaje, sin importar su diversa procedencia ideológica y formal. En la Capilla de la Milagrosa podemos ver brevemente cómo este procedimiento proyectual implica inevitablemente la ausencia de conceptos.
En la Milagrosa, mientras el volumen ligero coincide con el proyecto del estadio de Lassesarre de Eduardo Arroyo, el volumen sólido coincide con el proyecto de los baños de Peter Zumthor.
Es evidente que la capilla resulta un maclaje de dos proyectos diferentes, en diferentes lugares, con usos diferentes, tomados de arquitectos con ideologías diferentes.
Para unir estas arquitecturas no se ha tenido en cuenta ninguno de los factores que pudieren haber motivado a Arroyo y a Zumthor.
Cualquiera puede inferir que una estrategia proyectual basada en la utilización no acreditada de arquitecturas de diversos autores, con ideologías de signo tan diferente como Zumthor y Arroyo, no puede producir sino la anulación de cualquier ideología propia.
El procedimiento similar al maclaje, que me viene a la cabeza, está inventado y definido en el campo de la plástica desde hace más de un siglo: el collage, técnica usada para dar nuevos significados a elementos que ya poseían uno anterior. Sin embargo, teniendo en cuenta que Bonilla no describe de esta manera su procedimiento proyectual,la hipótesis carece de validez.
En cambio, Bonilla ha presentado el diseño de la carpintería como una abstracción del paisaje, producto de una caminata con su familia…con la mala fortuna de que esta explicación también coincide con la manera en la que Arroyo explica el origen formal del la fachada de Lassesarre. ¡Demasiadas coincidencias!
Estos dos procedimientos proyectuales, la reproducción y el maclaje–reproducción son la forma de operación proyectual.
Por si la semejanza visual deja alguna duda acerca del procedimiento proyectual, sus ex colaboradores pueden dar testimonio.
Este procedimiento proyectual es lugar común en el “grupo mediático” conformado por Daniel Bonilla, Giancarlo Mazzanti, Lorenzo Castro, Miguel Mesa y Juan Manuel Peláez, el cual se ha tomado todos los “escenarios mediáticos”, ya sean revistas de arquitectura, bienales, congresos y conferencias, tanto de carácter comercial, como académico.
Uno podría pensar que este tipo de procedimiento le hace daño a nadie y que se trata de un tema que solo concierne a quienes lo practican. Pero tal modo de actuar nos afecta a todos y tiene en realidad consecuencias enormemente negativas para la comunidad de arquitectos, así como para quienes habitan esos espacios. Me explico:
– La exclusión de la rosca
Este grupo utiliza como estrategia proyectual la reutilización no reconocida de formas e ideas de otros arquitectos, pertenecientes a lo que se entiende como la vanguardia arquitectónica foránea. También se caracteriza por su enorme capacidad excluyente de otras arquitecturas, otros procedimientos proyectuales, y, especialmente, por el desconocimiento y desprecio de las ideas propias de cualquier arquitecto local.
Lo que se conoce como “The Establishment” en el contexto internacional es lo que en el contexto latinoamericano equivale a “La Rosca”: una sociedad pactada para brindar beneficios exclusivamente a sus miembros.
Son características de esta rosca, la jerga oscura en conferencias y paginas web, intentando por medio de la ininteligibilidad pasar por intelectuales del diseño, cosa que no lo son en absoluto. Para quien quiera verificar esto o formarse una opinión propia sobre este asunto, invito a consultar sus autopresentaciones en las páginas web de sus oficinas
– Anulación de debates argumentativos
A todos los miembros de este clan los he invitado a debatir públicamente varias veces sin obtener nada más allá de los manidos “esto es personal”, o “esto es envidia”, o “esto no es más que beligerancia conceptual”. Mi réplica a esta respuesta es la misma para todos a quienes he mencionado: no es personal, es ideológica. Dado que el escenario sería público, si están seguros de lo que hacen y de que lo que yo digo es falso, deberían estar agradecidos por tener la oportunidad de debatir sus ideas. La negativa a debatir su ideología me lleva a la interpretarla como una prueba de su inexistencia. Lamentablemente, tal ausencia ideológica genera pobreza en el ámbito de la discusión y la crítica de arquitectura en el país.
– Apropiación de los concursos de la SCA
Los Concursos de la SCA son, entre otros, un mecanismo para que arquitectos con talento, pero sin reconocimiento, y a causa de esto, sin relaciones comerciales, puedan establecer una práctica profesional independiente.
Este grupo ha monopolizado los concursos de la SCA, con una práctica arquitectónica especializada en esta modalidad, con métodos cuestionables como el uso de talleres satélites mercenarios, o el empleo de trabajadores ¨a riesgo por un porcentaje menor del premio y sin derecho a créditos.
Ha sido también coyuntural la debilidad en la selección de jurados por parte de la politizada SCA Nacional, que suele recaer en la endogámica práctica de nombrarse jurados a sí mismos dentro del grupo. Esta vez vas tú, la próxima voy yo…
Al monopolizar los concursos y convertirlos en su negocio, al tiempo que se propician prácticas carentes de ética profesional, le es negada la oportunidad de reconocimiento a los arquitectos jóvenes que merecen un espacio en la práctica de la arquitectura. Pero no sólo a ellos. Este tipo de práctica nos afecta a todos, al tiempo que el país se está perdiendo de la riqueza intelectual que debería surgir de una mayor cantidad de arquitectos talentosos con práctica.
– Presentación como la arquitectura colombiana
Bonilla es consultado a menudo por las revistas y universidades extranjeras acerca de quién en su opinión debe ser publicado o invitado como conferencista. Su parecer ejerce una curaduría sobre cuál es la arquitectura es la que nos debe representar. Obviamente, siempre ha escogido (dentro de la misma endogamia de los concursos) a su rosca mediática, favor que le ha sido devuelto varias veces. Para esto son las roscas y ésta, funciona como un relojito .
Ellos piensan –varios me lo han manifestado explícitamente y estoy seguro de que lo creen–, que ellos han “hecho figurar la arquitectura colombiana a nivel mundial”; en tanto los envidiosos como yo, lo que están haciendo es quedar a los arquitectos colombianos “como unos Cantinflas…”
En mi opinión, ellos en realidad hacen parte de quienes le han hecho creer al mundo que la arquitectura que hacemos los demás arquitectos en Colombia es banal y reaccionaria; a diferencia de la de ellos que es original y vanguardista.
– Mal paradigma
Esta pseudovanguardia con sus imágenes de fácil digestión, se ha constituido en ejemplo a seguir para los arquitectos recién egresados, a quienes se les ofrece la oportunidad del camino expedito a la fama mediante una práctica facilista, desprovista de reflexión sobre el proyectar. Desgraciadamente, el éxito de este modelo conlleva la anulación de las otras corrientes arquitectónicas que trabajan de manera ardua en la construcción de procedimientos proyectuales propios.
Aquí cabe la pregunta a las instituciones de educación superior que han acogido a este grupo ¿acaso es beneficioso para los estudiantes tener como profesores a quienes utilizan como práctica de diseño la copia aleatoria y no reconocida de formas e ideas? ¿es válido tener en su cuerpo académico a quienes rechazan la discusión argumentativa como elemento pedagógico? ¿considerando que en la academia se insiste tanto en el uso de “referentes” no será que se está olvidando el muy académico uso de la “referencia bibliográfica”?
En una entrevista del año pasado en la revista Casaviva, Bonilla posa de fenomenologista al considerar a Zumthor como su más admirado arquitecto; a continuación declara que a la arquitectura nacional le hace falta “respeto y dignidad”
No podría estar mas de acuerdo con él, pero declararse admirador no es lo mismo que aceptar un uso no reconocido de las ideas de quien admira.
No es que no se pueda admirar o incluso copiar.
Lo que no se puede es engañar, haciendo pasar como propias, ideas y ideologías ajenas.
Guillermo Fischer
Créditos imágenes: http://www.e-architect.co.uk/bordeaux/arc_en_ciel.htm http://arkinetia.blogspot.com/2007/12/daniel-bonilla-atquitectos-porcincula.html flick-r /yves kleindress flickr./jabigarrido
Y como diría la controvertida conductora peruana del «reallity shooooow», con coscorrones arañazos y cámaras ocultas que hablan de las infidelidades (plagios y fusilidadas)…la inigualable «Laura de América»:
– «y que pase el arquiiiiitectobonilla….!!!!»
Figurativamente existe una semejanza muy notable en el resultado final; mas allá de si esta estrategia proyectual sea coherente o no, en este caso lo que debilita al proyecto es la carga teórica y retórica que le antecede y justifica, pues no es consecuente con el objeto arquitectónico al que se le intenta filtrar todas esas ideas. El debate (al igual que muchos otros en este país) se encuentra polarizado y en el horizonte no se puede ver con claridad si será posible exponer las ideas con madurez y profesionalismo (y sin un lenguaje recargado y negativo); mas de si es personal o profesional este asunto de debatir y discutir el porvenir teórico y proyectual de la arquitectura contemporánea o de la que se hace en estos momentos en el país, es necesario entender por parte de quien expone sus ideas y de parte de quienes se sienten aludidos por ellas de forma directa o tangencial que es necesario y sano, no ponerse de acuerdo (no creo que sea posible) pero al menos si enriquecer el debate, ya que hasta el momento ha sido unidireccional, y por lo tanto se ha convertido en algo desgastante y predecible, cayendo en riesgos tales como un lenguaje que resta contundencia a el de por si apropiado y acertado discurso (recuerdo el párrafo en la entrada -La mercadotecnia de Hadid y Schumacher- en el que llama en algún punto del texto maestro de la charlatanería a Patrick Schumacher). Palabras y términos de este calibre solo conllevan a un aislamiento aun mayor por cada una de las partes, pues uno se siente con el derecho de expresarse así y los otros con el derecho -legítimo- de evitar sentirse ofendidos. Con profesionalismo y voluntad es posible exponer ideas y estar en el natural derecho de estar en desacuerdo, pero dentro de un marco de respeto y tolerancia.
Por favor…. ¿más de lo mismo? y yo que creía que la Arquitectura tenía problemas más apremiantes de qué ocuparse. OK, listo, Bonilla y compañía se la pasan «incorporando» (o como quiera llamarlo) elementos e ideas que son autoría (aparentemente) de otros… ¿y qué? ¿Acaso el edificio no funciona? ¿está comprometida la integridad estructural del edificio? ¿acaso no contribuye a mejorar el entorno urbano? Solo nos queda preguntarnos: ¿en qué momento llegamos a trivializar la arquitectura al punto de enredarnos en semejantes discusiones bizantinas? Yo estoy convencido de que Guillermo Fischer es un arquitecto con una capacidad valiosísima para proponer dialogos y temas más relevantes a nuestra realidad, como por ejemplo: ¿realmente sirve el modelo actual de VIS? ¿qué soluciones tiene para ofrecer la arquitectura frente a los problemas de las inundaciones, esto es, para aquellos que han perdido sus hogares? Porque si la razón de ser de la arquitectura se reduce a determinar quién sale en qué revistas y con qué, pues me perdonan la expresión pero nos jodimos…
Raul tiene toda la razón! existen muchísimos más temas apremiantes en Colombia, aparte de la megalomanía de esta Rosca.
Pero es aquí donde yace el problema, la «Rosca» acapara todo el espacio mediatico disponible e impide la discusión de otros temas de mayor relevancia.
A esto se une el hecho, por ejemplo, de que hablar de arquitectura con conciencia social, no tiene valor comercial de publicación, o de la vivienda VIS, etc, etc, Porque no les interesa a las revistas, porque su «target» comercial no es intelectual, y publicar miseria en Suramérica les baja sus ventas. (tal vez no en Europa, ya que existe valor comercial en ver la miseria y el sufrimiento), lo comercial aquí, en términos de publicación, es lo que la «Rosca» hace, así como lo comercial es lo que Paris Hilton compra, esto se está viendo replicado en las universidades privadas, ya que pareciera interesarles las conferencias de nuestros starlets criollos para tener aforo total,o también invitar a los mismos, a cátedras light, con tal de atraer estudiantes a sus programas.
La tarea nuestra se convertido en desnudar a toda esta charlatanería para que puedan aflorar los temas de relevancia.
Raul:
¿Porque no crea otro blog con sobre temáticas importantes y tan descuidadas como los que Ud menciona?
saludos,
Guillermo Fischer
A mí me gustaría mucho montar un blog así, Guillermo, pero lamentablemente mi corta experiencia en tales temas no me permite crear un contenido intelectual verdaderamente rico – de hecho, mi interés en seguir este blog radica, precisamente, en ver qué puedo aprender de las posiciones expresadas por uds. los editores, considerando que se trata de profesionales como Willy Drews, Pablo Gamboa o ud. quienes han podido recorrer un trayecto más largo en la arquitectura.
Sin embargo, comprendo en buena parte su postura, en particular alrededor del tema del papel de la Academia en la construcción de una arquitectura responsable (útil, si se me permite decirlo) para el país: hay una frase de Winston Churchill que ha captado poderosamente mi atención en los últimos días – «el problema de nuestra época consiste en que nuestros hombres no quieren ser útiles, sino importantes»; dicha máxima refleja, a mi parecer, el estado de la arquitectura en buena parte del país, sino del mundo, y lo peor de todo es que es fácilmente aplicable a nuestro modelo de civilización.
Creo que es más provechoso para el debate dejar de enfocarse en las «particularidades estéticas» de Mazzanti, Bonilla y Cia., y comenzár a preguntarse cuál es el compromiso de la Academia con la realidad colombiana. Hoy El Espectador publicó una nota relacionada con una sede de la Universidad de la Salle en Casanare, llamada «Utopía», cuyo programa está orientado a formar a jóvenes que se han visto involucrados de una u otra forma en el conflicto armado y en situaciones de desplazamiento. Eso, como iniciativa es algo digno de mención, y nos puede abrir el panorama para preguntarnos en qué casos concretos la arquitectura está haciendo contribuciones reales a la sociedad, en vez de ser una representación vana de estéticas foraneas.
Bonilla y su combo quizás no cambiarán su metodología, pero nosotros podemos cambiar el paradigma alrededor de una estrategia que se base en lo propositivo, ¿no le parece?
Estimado Guillermo.
Qué bueno tu artículo. Aprecio además tu posición frentera, en un medio donde públicamente predomina «la sociedad del mutuo elogio», aunque en privado se ventilen aquellas prácticas que con nombre propio deberían ser llamadas «PLAGIO».
Ya en el pasado los proyectos de Mazzanti, Bonilla y Daniel Bermúdez (más recientemente sus hijos, quienes «heredaron»la vena del papá, han sido premiados por sus amigos y por la «Sociedad colombiana de arquitectos», que dicha la verdad es una vergüenza.
Mientras la arquitectura y la ciudad «resisten» todo tipo de copias y arbitrariedades tanto en los edificios privados como en el espacio público, es importante que ante la ausencia de una sociedad de arquitectos digna y medianamente culta, en nuestro gremio se hable y se debata abiertamente sobre el lamentable estado de nuestra profesión en este país.
Yo sospecho que parte de lo snob y lo superficial de la arquitectura que copia descaradamente nos ha sido heredado de la honda barceloneza, que remite en buena medida a la «importación» de souvenirs por parte de estos premiados arquitectos, una vez quedan impactados en sus cortos viajes por las revistas que amablemente nos proporciona la inacabable Sagrario (quien no le ha comprado a ella?.
Con sarcasmo, claro, pero sin falta de razón, propongo que sea Sagrario la ganadora absoluta de la próxima Bienal de arquitectura. Ella ni se imagina la influencia que sus revistas han ejercido en Bogotá y Medellín.
Bueno, el capítulo paisa y su «aporte al mundo de la arquitectura y el urbanismo» (lease exposición del Pabellón del Arsenal en París) bien merece otro debate apasionante!!
Son tan contundentes y claros los argumentos del columnista que francamente entre en un estado de confusion total.
Y mas por que siempre considere los proyectos de Lorenzo castro como sinceramente concebidos.Copia habil pura y talentosa?
Dejando de lado las obras de Salmona y Bermudez, alguien me podria indicar alguna obra que haya decidido ir por otro camino con los meritos suficientes para ser valorada?.
Tengo que aclarar que Lorenzo Castro no utiliza los procedimientos proyectuales del resto de la «Rosca» . sin embargo, tal vez sea junto con Bonilla, el más activo en cuanto a actividades publicitarias de este cerrado y excluyente grupo.
La profesión viene decayendo y los concursos públicos y privados han perdido legitimidad. Los ganadores son siempre los mismos o sus herederos de sangre y de ideas. Proyectos como los que menciona Guillermo Fisher son solo algunos de los que hacen carrera y desafortunadamente tienen éxito, porque se acercan a una idea de arquitectura internacional que seduce.
La copia descarada de Bonilla es un síntoma que refleja la pobrísima formación de los arquitectos, no solo en lo que se refiere a la profesión. También se trata de la carencia de ética profesional. En las universidades, donde muchos de nosotros hemos trabajado, a nivel de pregrado son recurrentes las copias literales de proyectos sin ningún tipo de reparo por parte de los profesores. Bonilla y Mazzanti son justamente algunos de esos profesores. Entonces cual es la formación y cuales los principios que un profesor de este tipo puede inculcar a sus alumnos? Ellos garantizan que en el futuro, los arquitectos de las universidades donde enseñan adquieran los mismos vicios y perpetúen prácticas sucias como las que sus «maestros» aplican. Por principio y para proteger la formación de sus alumnos, las universidades donde Bonilla y Mazzanti trabajan, deberían prescindir de sus «servicios» y así sentar una posición legítima y valiosa para la docencia.
La misma sociedad colombiana de arquitectos debería manifestarse al respecto y qué decir del Concejo profesional.
Estoy de acuerdo con todos los comentarios generados a raíz de este artículo y me indigna el silencio y la complacencia de universidades y entidades que tienen que ver con el ejercicio de la arquitectura.
Una reflexión final. Es claro que en arquitectura es imposible ser original o pretender no tener referentes para precisar o desarrollar un proyecto.
Los edificios presentados por Fisher y tantos otros que todos conocemos, demuestran una carencia profunda de formación por parte de los arquitectos Bonilla y Mazzanti, porque justamente la formación permite realizar procesos intelectuales de análisis y aplicación de referentes. Acudir a la copia vulgar no es más que una notable muestra de carencia de capacidad para ejercer esas dos acciones.
En el caso de Lorenzo Castro, la cosa pasa por situaciones similares. Sus proyectos (Plaza de Zipaquirá y plazas en Bogotá), carecen de un mínimo reconocimiento del lugar, de su clima, de su comportamiento hidráulico, de la reflexión que permita entender las relaciones entre las personas y la ciudad, entre el medio ambiente y el proyecto.
Sus proyectos nos remiten a las «fórmulas». La fórmula también es aquella que Bonilla aplica en sus proyectos, cualquiera que sea, en la ciudad que sea con sus «cerramientos en madera», porque están de moda o porque garantizan éxito en los concursos.
La copia burda no nos hace bien. Las fórmulas y los clichés no nos hacen bien.
Lorenzo Castro no utiliza los procedimientos proyectuales del resto de la “Rosca” .
Y cual es el procedimiento proyectual que ha desarrollado para sus ultimos proyectos (Niquia en Suba y jardin botanico en medellin) para hacer parte de la columna y por otro lado recibir el reconocimiento profesional por estos trabajos?
Comparto las apreciaciones sobre la obra de Bonilla, pero incluir en la misma bolsa la obra reciente de castro me parece una imprecision del columnista que no hace bien a su buen criterio y juicio.
Guillermo:
Me parece valido abrir el debate sobre cierta arquitectura actual en Colombia, sin embargo, me parece que su critica se enfoca en algo realmente secundario. Bajo cualquier angulo especifico, a cualquier edificio se le puede encontrar un parecido con otro. Lo verdaderamente importante es preguntarse que tan bueno o apropiado es el edificio en cuestion.
Alguien podria decir que fuera de cualquier contexto un edificio de Rother tiene un parecido con uno de la Bauhaus, o uno de Salmona se puede ver muy parecido a un fragmento de un edificio de Aalto. Y acaso alguien ha tildado a estos arquitectos de plagio? No. La razon por la cual eso no se ha hecho es porque los proyectos se tienen que ver en su totalidad y en su contexto general. Mas alla de la imagen y este o aquel parecido, lo que importa realmente preguntarse es que tan adecuada es la respuesta al lugar, al programa, a la materialidad, etc. En resumidas, que tan bueno es el proyecto en su totalidad.
Criticar una estetica me parece subjetivo. Muchos proyectos como mencionaba antes pueden ser contaminados por diferentes imágenes o ideas. Tratar de buscar una pureza compositiva netamente local, no es solo difícil, sino que se corre el peligroso riesgo de caer en arquitecturas “costumbristas”. Que los arquitectos mencionados miran revistas? Seguro que si. Que eso disminuye la calidad de los proyectos. No se, depende.
En los casos de los edificios que he visitado, me parece que no.
Por lo que conozco de la obra de Bonilla y Lorenzo Castro, mas que un metodo, me parece que lo que los une es una sincera preocupación por la calidad del espacio publico, del desarrollo de sus detalles, de una exploracion de los materiales, de un compromiso con el entorno urbano, etc, etc. No conozco el edificio del EAN que menciona pero los otros proyectos de estos arquitectos me parecen buenas soluciones a problemas especificos; independientemente de la imagen que ellos hayan escogido. Que les encontremos un parecido, pues me parece secundario ya que han dado respuestas adecuadas a problemas especificos en sus proyectos.
Ya con respecto a lo de la rosca y sus otras quejas, pues no puedo opinar, pues no estoy enterado. Me parece, sin embargo, que estos arquitectos han logrado posicionarse donde estan a punta de trabajo duro y de calidad.
Saludos
En todas partes se cuecen habas, ya pronto veremos juegos de volúmenes en cantiléver y ganaran premio en las Bienales….
http://kalf.blogspot.com/2007/07/brothers-in-arms-quien-copi-quien.html
«plagiar.
(Del lat. plagiāre).
1. tr. Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias.» RAE
Si, el artículo del Guillermo es una profunda critica no solo a la arquitectura contemporánea sino a la cultura actual, la civilización del espectáculo. Es a propósito es el tema del más reciente libro del Nobel Vargas Llosa donde trata cuestiones como la dermis, la superficialidad, la frivolidad, la apariencia; todo se resume a un tema de maquillaje, de empaques, de cubiertas, de trajes; los modistos y zapateros son la nueva élite intelectual. ¿Les parece poco? ¿Qué reflexión puede haber al copiar la imagen de un edificio? Arquitectura a la «maniera» de Peter Zumthor… ufff ¿Esto es arquitectura Manierista? Arquitectura alienada, diría Hegel. ¿Este no es acaso uno de los temas más importantes en la arquitectura? ¡El método, estimados arquitectos! Nada más y nada menos se discute aquí. No me digan que la fachada del edificio de Mauricio es producto de espesas reflexiones sobre el lugar, el clima, la técnica, los materiales, la huella de carbono, y lo voy a decir… la estética? Ahora todo es importado a bajo costo gracias a los TLC, la imagen del edificio es importada, el edificio mismo. ¿Pereza intelectual, falta de talento, no fluyen las ideas? Eso si no me atrevo a decirlo. Que conste que no lo dije. Lo único que salva ese feo (¿Qué blasfemia es usar ese adjetivo en arquitectura, acaso no he leído aquí mismo adjetivos como bueno y malo?)… ese feo edificio de Mauricio es que es verde, asumo que escoge ese color con alegres pretensiones de ecológico. Mis consideraciones al respecto de la importancia del tema es que no hay mayor enfermedad en la arquitectura contemporánea que las recetas de revista, de la arquitectura de bufet donde se preparan edificios afrodisíacos con un poquito de aquello y esto otro, todo es imagen, «la arquitectura se ha resumido en superficie» como dice el maestro Eisenman en su articulo Paisaje y Cultura: Siete Puntos. Allí también dice: «Lo que está claro es que a una cultura pasiva le atrae lo fácil, lo que puede verse o consumirse en unos instantes. La gente joven siempre quiere lo último. Para los arquitectos jóvenes, en esto consiste ser un arquitecto vanguardista.» El tema si es importante, casi que urgente. Por hoy dejo aquí, que se me está opacando el aura. Les dejo el enlace del artículo mencionado por si de pronto les causa interés:
http://www.circulobellasartes.com/ag_ediciones-minerva-LeerMinervaCompleto.php?art=244&pag=2#leer
Somos arquitectos, no letrados intectuales….que nos las queramos dar de esto es otro cuento. Tenemos que ser mas bien realistas y objetivos: la «ROSCA» siempre ha existido generación tras generación y es lo que realmente demarca las clases sociales y por ende los intereses propios como el éxito, el reconocimiento, el poder y el dinero, y por lo cual hemos perdido la buena praxis de la profesión y en definitiva la ETICA.
Si miramos alrededor, bueno en mi caso Bogotá, este fenómeno se repite en cada esquina, lo único que nos resta a cada uno como Arquitecto es tomar conciencia de lo que está sucediendo y RENACER retomando lo bueno que nos dejaron estos profesores en la universidad y creando lo propio, es cierto que llega el momento en que la imaginación se detiene, nos dejamos llevar por la tendencia de la moda, la ambición del «suelo vale lo que el vuelo» (algun porfesor catalán que ahora no recuerdo), vendemos el nombre, la hoja de vida e incluso no podemos proyectar porque estamos embotados, bloqueados y decimos: «todo ya está creado».
La verdad es que si podemos hacerlo, nos toca con las uñas como siempre y muy seguramente desde la empresa privada porque la administración publica, la univercisad y la SCA estan también viciadas. Arquitectos: de granito en granito en cada proyecto por mas mínimo que sea, estoy hablando desde colocar un enchape hasta crear y hacer un edificio tomemos conciencia, actuemos con honestidad, proyectemos con imaginación y creatividad conjugando con la sostenibilidad y poco a poco al fin haremos nuestra identidad. A los de la rosca de este articulo y los de las demás roscas que existen, algun día caerán en cuenta de su gran error y ojalá le abran paso a las nuevas generaciones, a las nuevas ideas y al bien común de todos, tanto de sus colegas, como del ser humano en general.