Cuando surgió el debate en el ciberespacio acerca de los premios a la arquitectura mediática que ha venido siendo presentada como “la arquitectura colombiana”, quienes participamos en ese debate solicitamos a la presidencia anterior de la SCA que nos permitiera tener para la discusión, no sólo el espacio virtual de la Sociedad sino también el físico, entendiendo que a la Sociedad como el lugar natural donde se propicien y acojan los debates y discusiones sobre el oficio de la arquitectura, y donde tenemos cabida todos los arquitectos colombianos, independientemente de su ideología.
Numerosas veces solicitamos al expresidente Ricardo Navarrete la inclusión del debate en la pasada Bienal, con la participación de todas las partes involucradas en la discusión. Navarrete nos dijo, también varias veces, que así lo haría, pero con sorpresa descubrimos que no solamente no lo hizo, evitando la inclusión de quienes tuvimos en el debate una posición contraria a quienes se califican como la vanguardia, sino que optó por tomar posición dentro de la discusión, al invitar como conferencistas y panelistas a la SCA, a los mas conocidos representantes de la vanguardia mediática .
Luego, quienes participamos en el debate con un pensamiento diferente a los mediáticos, vimos repetirse la situación en el pasado Congreso: Nuevamente fuimos excluidos, mientras se invitaba a las mismas personalidades que se otorgan no sólo el titulo de vanguardia, sino de representantes de la arquitectura colombiana y portadores de la bandera de la nueva identidad nacional, ésta sí contemporánea.
También ha sido clara la preferencia en la elección de las mismas personalidades como jurados de concursos, lo cual ha resultado en la elección de una mayor cantidad de proyectos de tendencia mediática en los concursos organizados por la SCA.
Vale la pena anotar que este alineamiento ideológico de la SCA, ha producido el desligamiento de cualquier tendencia crítica interna, (son contados con los dedos de la mano los analistas locales participantes en estos dos eventos) para entregarse al halago de los críticos y teóricos extranjeros que conforman un club de mutuos elogios amparados bajo la dogmática premisa de que el mundo está globalizado.
Si la SCA pretende seguir teniendo la representación de la arquitectura nacional, es necesario que recoja en su seno a todas las tendencias ideológicas, ya que la existencia de diferentes posturas y de debates que surgen de las mismas, no solamente son sanos sino necesarios para el adecuado desarrollo de la profesión en país.
He expresado en anteriores ocasiones mi preocupación por la composición de jurados para concursos, aspecto que bajo el argumento de democratizar las elecciones, se ha convertido en botín de reparto a estamentos de la Sociedad.
El jurado de una Bienal debe tener las calidades que le permitan discernir sobre el mérito de las obras que participan. Por esta simple razón, en otros lugares generalmente son conformados por personalidades de la crítica, la academia y profesionales reconocidos por su ejercicio profesional.
En el caso de la Bienal colombiana, el cuerpo de jurados de las últimas Bienales ha sido compuesto mayoritariamente por estamentos de la SCA: presidentes de seccionales, expresidentes nacionales, miembros de entidades oficiales como el Consejo profesional. Tratándose de un evento como la selección de la arquitectura representativa del país, no son estas las personas idóneas para un ejercicio de discusión que requiere un cierto nivel conceptual que, sin querer demeritar de su capacidad profesional y de dirigencia gremial, no depende de la capacidad administrativa sino de la capacidad teórica que depende del estudio y la investigación, o de la capacidad técnica que depende de una práctica constante
Considero que la Bienal no puede seguir siendo, cual reinado de belleza, un evento de proclamación de proyectos ganadores y de conferencistas invitados a promover su propia imagen o un tipo de imagen preseleccionado por la SCA sino nuevamente, el lugar natural donde se propicien y acojan los debates y discusiones sobre el oficio de la arquitectura. La Bienal debería ser la gran oportunidad de construir un espacio para el análisis y la discusión de el estado de la arquitectura nacional; debería ser un foro amplio y democrático donde arquitectos con diferentes ideologías podamos reflexionar y construir el futuro de nuestra profesión.
En mi caso personal, el haber expresado anteriormente mi ideas con respecto a la organización de los jurados, en vez de entenderse como la crítica constructiva de un miembro activo, generó una moción de expulsión de la SCA, amén de calificativos como “el enemigo de la Sociedad”. Por medio de esta nuevo llamado, espero no ser castigado nuevamente. En cambio, y espero no sea ingenuamente, que los organizadores de la próxima Bienal tengan a bien esta reflexión.
Guillermo Fischer
De acuerdo. Cuando la SCA pidió observaciones sobre las bases del concurso de la XXII Bienal, les escribí esto:
Señores SCA:
Sin lugar a duda es una muy buena iniciativa traer a colación el texto de la convocatoria antes de que ésta sea lanzada oficialmente.
En este texto, se enuncia que la Bienal «tiene por objeto presentar para conocimiento público y general, en Colombia y el exterior una selección de las obras y trabajos más significativos en los diferentes campos de la Arquitectura». Creo que el objeto debe ser más amplio: una bienal debe incluir espacios de opinión, discusión, debate, reflexión. En otras palabras, no puede limitarse a presentar proyectos.
Estoy seguro de que el espíritu del comité académico efectivamente va por el lado de la valoración de este propósito, puesto que en el mismo documento se escribe que «en tanto evento con características de concurso, la Bienal opera mediante un mecanismo plural, abierto y selectivo, que ofrece condiciones de igualdad y claridad de información para la participación de las obras producidas por todos los arquitectos del país».
Por lo tanto, esta convocatoria no debería ser solo para seleccionar obras, sin también para que el público pueda sugerir contenido para la programación del evento: temas para charlas, mesas de trabajo temáticos, conferencistas, etcétera. De esta manera, se brindaría la oportunidad de crear un evento incluyente y plural, es decir, más plural aún que el mismo comité académico.
Cordial saludo,
Maarten Goossens
Y recibí la siguiente respuesta:
Es una idea excelente idea, que amerita discusión complementaria.
Y nada más…..