Gustavo Petro planteó en su campaña una Bogotá ecológica, en consecuencia con esta idea la propuesta del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, contempla una ciudad densa, que protege su territorio natural, al tiempo que disminuye considerablemente las cargas que el transporte impone sobre la naturaleza y aumenta el tiempo libre y la productividad de sus habitantes
Los ingredientes tradicionales en los POT han sido tres: Edificación, Movilidad y Espacio Publico. Ahora se añade un ingrediente descuidado en los anteriores: el Cambio Climático, el cual, de forma muy detallada ocupa una buena parte del documento, dejando de lado, sin sumar, el mayor logro de los anteriores POT, aspecto en el que Bogotá ha logrado reconocimiento mundial: el espacio publico, para muchos, el ingrediente más importante del POT, ya que es el crisol de la comunidad, el único lugar donde se «homogeneizan» las diferencias de clase y donde se construye el ciudadano igualitario. Una ciudad densa, sin espacio público de calidad, genera una ciudad sin vida comunitaria.
Era de esperar que una alcaldía progresista propondría un urbanismo ecológico y con dimensión humana. Por el contrario, al tema del espacio público se le dedican pocas páginas y a manera de cuadro informativo de la situación actual; sin embargo, es alarmante es que la creación y forma del espacio público no será el resultado de utilizar formas urbanas tradicionales, utilizadas desde hace milenios, que han sido pieza fundamental en la generación de civilizaciones, como son calles, plazas y parques.
En este POT, la creación de espacio libre recae en los aislamientos que se exijan al constructor a cambio de una altura mayor o densidad de construcción, cuyo resultado formal serán espacios residuales, inútiles para la reunión ciudadana, los cuales van a terminar siendo apropiados por los particulares o convertidos en muladares.
Se entiende por Espacio Público el lugar donde cualquier ciudadano tiene el derecho de estar y circular, ya que es propiedad pública- y que el Estado está en la obligación de proveer-opuesto al espacio privado, donde el acceso es restringido.
Los términos de antejardín, cesión, aislamiento, retroceso, no constituyen espacio publico, son simplemente distancias que se establecen entre edificios y vías, su uso es claramente privado, ya que está claramente establecida la posibilidad de hacerles un cerramiento.
Paradójicamente, estos nombres de espacios abiertos provienen justamente del modelo urbano que el POT pretende acabar: el suburbio de expansión descontrolada.
Ante la ausencia de un planteamiento general de estructura y dotación del Espacio Público, queda el espacio libre para el ciudadano en manos del más prosaico de los instrumentos de planeación: el aislamiento, consistente en los retrocesos que hacen los constructores a cambio de altura y densidad, como lo son los antejardines y las “cesiones”, restos informales dejados por la operación inmobiliaria: es esta una concepción en extremo neoliberal de ciudad, tanto que haciendo paráfrasis de la famosa cita de Schopenhauer “La arquitectura es una música congelada”, se podría decir que es «neoliberalismo Petrificado», valga la mayúscula, sorprendentemente hecho por una alcaldía que se supone progresista.
Aunque se plantean reservas ambientales en la periferia, como son las de Los Cerros orientales, el sistema hídrico del Rio Bogotá y las del Norte y Sur, y que en la periferia de baja densidad se plantean algunos espacios públicos y parques, precisamente en el área central de la ciudad, donde se permite edificación de gran altura y estará densamente poblada, es notoria la ausencia de espacio público formal.
Y justamente aquí, donde se plantea la renovación urbana, es donde se torna más preocupante la propuesta, ya que la herramienta fundamental probada en urbes que han tenido renovación urbana exitosa, ha sido el hacer más atractivo el centro que el suburbio periférico, mediante la creación de espacio publico; aquí sucede todo lo contrario, simulaciones que expertos urbanistas han hecho, muestran que el área libre (privada y publica) por ciudadano en proyectos alta densidad con el POT actual es de 4,0 m2 por ciudadano, al aplicar las normas del nuevo POT, en las zonas de renovación de alta densidad, este bajaría a un escalofriante 1,3 m2 por habitante.
Paradójicamente, se suele ubicar al ex alcalde Enrique Peñalosa en el otro espectro político, cuya política de espacio publico inclusivo, ante este POT, aparece como extremadamente progresista.
Este es un POT que no construye sobre lo construido, y hace tabula rasa no solamente en el tema del espacio público, tema del que este articulo se centra, sino en el otro ingrediente ligado: la edificación, cambiando radicalmente la forma en que la ciudad ha crecido en las últimas décadas.
Las demás urbes del planeta no hacen planes donde se “patea el tablero” como en este, sino que cuidadosamente se detectan las tendencias tanto malignas como benignas del desarrollo urbano y se van haciendo pequeños y cuidadosos ajustes a las normas que aseguren un desarrollo continuo en la mejora en la calidad de vida de sus habitantes.
Aparentemente todo esto surge que quienes están detrás de la articulación del POT en Planeación Distrital, han optado por una volumetría a lo “New York” de los años cincuenta, con edificios escalonados en altura, y se han inspirado en una normativa de aislamientos del año 1961, la cual fue abandonada ante los gravísimos problemas ocasionados en la conformación del espacio publico en NY, muestra de esto han quedado los conocidos “alleys” , callejones que en toda película de acción que se respete, matan a alguien.
Steven Holl ha construido el Shenzhen un edificio denominado “Horizontal Skyscraper”, ya que tiene el mismo largo que la altura del Empire State, demostrando de manera pragmática como con edificios bajos horizontales se puede lograr densidades iguales a los verticales, pero con una grandísima diferencia: prácticamente toda el área del lote es restituida como espacio publico en el primer piso y en cubierta, con una calidad de vida, dada la proximidad a lo verde, que no es comparable a los tugurios verticales que proliferan en China y países en expansión económica.
El espacio público no puede ser el resultado aleatorio del mercado inmobiliario; debe ser planeado acorde a una ciudad que cuadruplicará su densidad de población por metro cuadrado, Es patente la ausencia de un equipo de urbanistas y arquitectos de gran experiencia y prestigio en la formulación de este POT , todavía estamos a tiempo de hacer que los saludables principios sobre los cuales se basa, sean articulados y diseñados por un equipo de urbanismo de gran calado, como se merece una urbe de este tamaño y complejidad.
Guillermo Fischer
Nota: una version «editada» apareció en el periódico El Espectador del día 12 de mayo del 2013
Complementando a Fischer, es necesario aclarar que la «Gestión de Riesgo» está contemplada en la Ley 388 y por tanto en los POT desde él del 2000, recordemos que la primera visión que se hace del territorio implica señalar cuales de sus áreas no son adecuadas o presentan riesgo para sus habitantes, en los primeros POT del país muchos municipios pese a las instrucciones de la formulación omitieron o disimularon este aspecto, tratando de hacer trampa como cuando alguien saca un seguro de vida y omite que ya ha tenido 3 infartos y es diabético, para luego pretender cobrar; razón por la que se revisaron varios POT y se hicieron varios talleres y ajustes procurando que las amenazas y riesgo se incorporaran en el PO o EOT correspondiente y se indicarán además las acciones a desarrollarse; lamentablemente el Ministerio de Vivienda no fue muy rigoroso en el control de estas acciones de mitigación y eventos como el de Gramalote (tragedia anunciada) se dieron por desidia de las autoridades locales.
De esta desidia institucional y falta de AUTORIDAD no escapa Bogotá, que tiene varias zonas habitadas de Alto Riesgo y poco o nada han hecho para la reubicación de estas viviendas (Altos de la Estancia por ejemplo), o un control efectivo para disminuir el riesgo de canteras abandonadas o viviendas en zonas de inundación.
La mención del «cambio climático» es más bien oportunista.. nada se dice por ejemplo del cambio sistemático de especies arbóreas como el eucalipto o el pino que separaban los potreros de las Haciendas sabaneras y hoy son el separador de muchas de las avenidas bogotanas, o pueblan los cerros de la ciudad o sus parques, especies foráneas que fueron utilizadas para «secar» humedales y chucuas, y que por sus características deben eliminarse de la flora urbana.
Y que decir de la arquitectura, mientras algunos sacan pecho y hacen ejercicios de bioclimática y propenden por certificaciones de sostenibilidad el proyecto del POT más preocupado por dejar parquesitos inútiles no dice nada de normas mínimas de confort e higiene respecto a aislamientos, patios, orientación, etc. que garanticen dentro de la ciudad densa y compacta un mínimo vital de vista y asoleamiento.
Basta ver por ejemplo que pasa al otro lado de las calles estrechas que rodean el BD Bacatá, cuyo perfil urbano se pretende «simplificar en la norma»…
Sin embargo, si usted propone como ejemplo pragmático el skyscraper de Steven Holl. Le pregunto, ¿cuál es la diferencia con la urbanización moderna? Porque no creo que la solución sea hacer edificios bajos densos que ocupen muchísimos más metros cuadrados de área que uno vertical, la solución está en encontrar el equilibrio entre estos dos modelos. Es un poco desprevenido atreverse a hacer una afirmación de este tipo, sin dejar abiertos otros canales, o por lo menos a eso suena.
Lo cierto es que sabemos que un modelo de sprawl no funciona, pero la hiper-densidad tampoco. Hay consideraciones de tipo filosófico en el POT de Petro bien interesantes y acertadas, sin embargo la reglamentación de las mismas es el meollo de la discusión. La renovación urbana tiene que ser un proceso obligado, con todo lo que esto implique, incluyendo decisiones políticas, acciones urbanas, etc… La discusión está abierta sobre el POT 2020. Interesante hablar sobre lo que las obligaciones a los constructores en términos de construcción de VIS y VIP en todo proyecto van a generar en los costos de la vivienda futura, con la venia a la iniciativa de inclusión, no puede ser ciega una consideración sobre la capacidad adquisitiva futura y la dinámica económica nacional.
Independientemente de los desacuerdos puntuales que puedan surgir en este articulo, es evidente su pertinencia y como desnuda la irresponsabilidad de esta administración al proponer un modelo que va en comtravia al desarrollo de nuestra capital.
El POT acierta al proteger las áreas de reserva ambiental y el valle aluvial del río pero se equivoca gravemente al proponer las normas específicas para la densidad del centro expandido. Allí lo fundamental no es hacer retrocesos sino conservar los paramentos, promoviendo que los edificios hagan contacto apropiado con el suelo, con buenas puertas de acceso, armónica integración a los andenes, arbolado y mobiliario y quizás locales comerciales que activen la vida urbana. Donde hay que promover aislamientos generosos y reserva de suelos porosos capaces de absorber y demorar el impacto de los aguaceros es en el interior de las manzanas, hoy condenado por la reglamentación a ser un área pavimentada para albergar automóviles. Estos deben quedar circunscritos estrictamente al área bajo el edificio, de modo que el suelo posterior pueda recibir nuevamente arbustos, enredaderas, helechos, brevos y árboles de gran porte que acojan a las aves y permitan sostener sus hábitos de alimentación, polinización, dispersión de semillas y anidación. Las bonificaciones en altura deberían ser concedidas a cambio de crear estos pequeños paraísos que sumados constituirián un aporte enorme a la estructura ecológica del territorio. Si la edificabilidad continua atada al número de estacionamientos que cada lote puede proveer, nunca llegaremos a tener una ciudad sostenible y los vehículos seguirán reinando sobre los ciudadanos. Otro recurso para lograr mayor densidad puede ser la suspensión de los aislamientos laterales donde fuera aún posible a cambio de retroceder el paramento posterior y generar mayor superficie de jardines.
El espacio público, estoy de acuerdo, debe ser tratado con acciones de planificación bien sustentadas, no como la sumatoria de las cesiones que la iniciativa de los constructores vaya dejando. Así solo se conseguirá crear un territorio hostil, imposible de controlar socialmente, lleno de recodos, una tierra de nadie, sin bordes precisos, sin escala y sin forma reconocible, cualidades inseparables de un buen espacio público.
El artículo solo se refiere al espacio público, por lo tanto me parece exagerado decir que el POT es plantea un urbanismo sin dimensión humana, solo por un aspecto, aunque muy importante, del POT. Ahora bien, interpretando al Prof. Fisher el problema del espacio público es de calidad. En ese sentido no entiendo porque este POT es peor que el anterior, si tanto en este, como en el anterior, como en el Acuerdo 6, se trata es de cesiones. ¿No entiendo porque los constructores se quejan de que con este POT se suben las cargas y cesiones, y en el artículo se plantea que el espacio público va ser menor?
Comparto el comentario anterior sobre Steven Holl, no creo que este proyecto sea un ejemplo relevante.
En conclusión, sin ser un experto, esperaba más de este artículo, creo que la discusión se queda corta.
Mauricio: Esta propuesta de POT, elimina los cupos mínimos de estacionamientos y establece áreas máximas. Elimina el piso adicional por dejar el primer piso para estacionamientos. Ya no hay aislamientos laterales o posteriores, solo aislamientos entre edificaciones o contra predios vecinos según sea el caso. La altura es libre, depende de la zona, y permite la mezcla de usos, la edificabilidad esta atada a dejar cesiones. Esto permitiría hacer lo que usted propone.
El problema está en que no hay parámetros para dejar estas cesiones en áreas consolidadas, como usted anota, se menciona que puede ser como sobre ancho de andén. Una buena propuesta para el centro sería promover que las cesiones se dejaran en los centros de manzana, con acceso público, sin embargo la norma no lo permite.
Las UPZ podrían servir como instrumento para señalar en detalle este tipo acciones, que deben ser puntuales. Las UPZ deberían plantear una estrategia para las vías y los parques, según cada zona, no se puede planificar toda la ciudad homogéneamente. Las UPZ solo ha servido para hacer fichas normativas. Este punto en el nuevo POT no esta muy claro. Sería deseable que las UPZ fueran un instrumento de planificación de detalle y que SI pudieran aterrizar las normas, hacerlas más específicas, sobre todo en sectores de consolidación, mejoramiento y renovación. En las áreas de desarrollo tal vez el plan parcial sería un instrumento más adecuado.
Sería deseable que bajo el liderazgo de Metrovivienda y La Empresa de Renovación se pudiera promover el desarrollo de la Ciudad con alianzas Publico-Privadas. En este sentido lo que ha faltado es GESTIÓN, lo que llaman voluntad política. Es lamentable que en Bogotá la ciudadanía este polarizada y el enfrentamiento entre los constructores y la administración.
Creo que buen ejemplo de cómo mejorar el espacio público para el centro de Bogotá, es el Plan para el centro de Madrid del profesor Ezquiaga. Las calles se pueden usar mejor y así darle más espacio al verde y al peatón, con acciones de administración sin necesidad de liberar más espacio, sin embargo el ejemplo de la séptima en Bogotá no es lo más deseable, porque el hace falta mejorar fachadas, mobiliario, pavimentos, arborización, etc. Además es importante impulsar la actividad, por ejemplo creando nuevos equipamientos culturales.
Pingback: Alturas insustentables | Torre de Babel