Mayo 29-2011
Le propuse a mi amigo Hugo Mondragón hablar del proyecto para el parque del Bicentenario y su respuesta es que no puede hablar de algo que no tiene planos completos y definitivos. De paso, aprovecha para pasarla de mesurado, objetivo y sobrio por cuenta mía: “Me parece que en este caso la ansiedad le ha jugado en contra a Juan Luís. Mi opinión es que para que la crítica sea efectiva -y eso quiere decir, para que logre incidir en la realidad- el crítico tiene que proceder cuidadosamente, lentamente y con menos prejuicios por delante.”
En toda su pretendida mesura, dice Hugo que así uno “se muera de ganas de dar un juicio sobre el proyecto, tengo que reconocer que el material disponible es claramente insuficiente”.
Puestos en esto, le recuerdo que debería tener la cautela de aclarar que si la información es insuficiente se debe a que los involucrados en el proyecto, empezando por el arquitecto, se han encargado de ello. Si algo está pasando y yo he tenido acceso a alguna información es porque los vecinos del parque se han movilizado, y a los empellones, han logrado que les den una que otra migaja informativa. Información llamada irresponsablemente “confidencial”.
Hace un mes, en respuesta a un Derecho de petición interpuesto por Adelaida Callejas, el IDU nos invitó «amablemente» a ver la información «actualizada», el miércoles 1 de junio, a las 3 pm, en el Planetario Distrital. Hoy domingo 29 de mayo, sin embargo, vía El Tiempo, nos dieron un anticipo. Se trata de un esquema general, en el cual el área invadida o «Franja de Gaza» se llama ahora «Zona de integración».
El esquema de hoy en en El Tiempo, «cortesía de Mazzanti arquitectos» tiene algunas cosas buenas.
– Aparecen árboles. Es decir, muestra una preocupación por haber propuesto talarlos.
– Ya no se pasa del camino curvo por el lado norte. Es decir, invade un poco menos.
– La tribuna del Quiosco de la Luz «parece» haber perdido altura (y arrogancia), con lo cual también se acepta que en ese punto hubo una respuesta a las «inquietudes» de los vecinos.
– La peatonal del costado sur también «parece» estar trabajada y mejorada.
En efecto, se ve que hay mejoras, como se ve también que hay una insistencia en mantener el planteamiento inicial de multiplicar al máximo el área de intervención que se requiere, camuflada como «Zona de integración». El miércoles en el Planetario veremos que otras novedades nos traen.
La Zona de invasión se llamará ahora Zona de integración. !Buen eufemismo!
La estrategia no es mala. Se trata de una carta de negociación con la que esperan apaciguar los reclamos.
Esta carta, sin embargo, no se puede aceptar porque no hay nada que negociar, como no había que negociar en la reciente polémica del Páramo de Santurbán. Bastó que quienes responden por la protección de ecosistemas hicieran su trabajo, y los «negociadores» se dieron cuenta que mejor se iban a buscar incautos a otra parte.
De vuelta a la invasión del Parque de la Independencia, equivaldría a decir: me metí a su casa, si tanto le molesta, pues le devuelevo un pedacito, y agradezca.
Es al revés. Lo que no quieren aceptar los involucrados en este proyecto es que para invadir el lote vecino, están confundiendo entre resolver un encargo e inventarse un encargo. Contratista, IDU, IDPC y arquitecto se están comportando como los dueños de un parque que no es de ellos. Se están metiendo en propiedad ajena. Si la tal zona de transición fuera parte del lote asignado para el nuevo parque, bienvenida. Pero no lo es.
Para no seguir botando tiempo y letra en un falso debate, lo que propongo ahora es otra cosa.
Qué Hugo continúe con sus elaboraciones sobre lo que la crítica debería ser y no ser, con todo y el estribillo de que lo que a mí me interesa es camorrear contra Giancarlo Mazzanti.
Yo, por otro lado, me ocuparé de lo que me interesa que es tratar de evitar que se ejecute el proyecto camorrero de Mazzanti para el Parque del Bicentenario. Proyecto que dadas las circunstancias, seguiré interpretando a partir de la información disponible.
A alguien del público diferente a Hugo, lo invito a mostrarnos las eventuales virtudes arquitectónicas del nuevo parque.
Y a los responsables del proyecto los invito a ocuparse del parque que se necesita, es decir del parque sobre el túnel de la 26. El resto déjenlo quieto, que así está bien.
Es un patrimonio que se debe respetar. No está sujeto a transacciones.
Desocupen, no más, tranquila y pacíficamente.
Juan Luis Rodríguez
Para ampliar lo que escribí hace unos días, sugiero revisar con mucho cuidado el empalme de las plataformas con el sendero curvo que existe en el parque. Aunque este busca amoldarse a la cota, tiene una pendiente suave hacia la carrera séptima. Asumo que en sus bordes hacia el norte las plataformas serán planas y horizontales. Creo que es de la mayor importancia lograr armonizar la rasante del sendero curvo y los planos horizontales de las plataformas. Este es un problema de geometría que en el mejor de los casos implica un espacio de articulación y en el peor y más burdo, unos escalones que van fundiéndose con la pendiente, lo cual dificultaría el paso de sillas de ruedas.
En todo caso, veo muy saludable cómo la crítica de Juan Luis Rodríguez ha supuesto cambios y adaptaciones en el proyecto, mejorando y puliendo algunos de sus detalles. Esa, quizás, aunque pragmática, es una de las mejores utilidades de la crítica pues tendrá efectos reales por muchos años sobre un espacio que es de todos.
Repito lo que dije hace unas semanas, estoy seguro de que Mazzanti, con su experiencia, puede hacer un buen proyecto y haber incluido árboles en donde es posible sembrarlos es ya una muestra de ello.
Los hechos tienen voz propia; una obra de mala calidad, lo anuncia «a gritos», el problema es que muy pocos lo notan antes de su construcción, y muchísimos menos, hacen algo por evitarlo; por ello felicito a quienes apoyándose en la ley, actúan.
Por otra parte, si hay contratación de obras de infraestructura, sin estudios, ni diseños precisos; construcción sin licencia; y «participación», sin consulta previa; basados en qué, concedemos el beneficio de la duda?
PD: Si bien la experiencia se adquiere a costa de errores, sorprende que alguien logre reconocimiento profesional, a fuerza de repetirlos.
De la camorra a las cosas buenas. El parque elevado tiene todo para ser un buen proyecto. Particularmente creo que las mejoras del diseno obedecen mas al proceso proyectual del arquitecto que a los buenos oficios del columnista.
Se le olvidó decir a este cuasi tocayo mío cuál es ese «todo para ser un buen proyecto» y cuáles son «las mejoras al diseño».
Diseño que no está aprobado, y que a más de un año de su presentación en la revista Semana (julio 20 de 2010), todavía está en anteproyecto, escudándose en estar atendiendo las “solicitudes de la comunidad”.
Al principio era «confidencial» (La Silla Vacía, marzo 18 de 2011) y ahora pretende ser «democrático». Sin embargo, escondido, o en anteproyecto y sin licencia, no le ha impedido la tala de más de cien árboles de un lugar por el que evidentemente el arquitecto no tiene aprecio. Que desprecia para ser exactos. Tampoco le ha impedido anticipar, sin la menor vergüenza, que «solamente» va a talar cerca de veinte árboles más.
¿Para qué? Para imponer un CAPRICHO formal.
Mientras tanto, el Ministerio de Cultura, en cabeza de la Ministra Mariana Garcés, continúa tratando de encubrir sus torpezas.
Primero, la vergüenza histórico-cultural de desconocer el valor patrimonial del Parque de la Independencia, bajo el argumento de que “no está declarado”.
Segundo, el error jurídico-administrativo de haber autorizado al Instituto Distrital de Patrimonio Cultural para ocuparse del parque, con el falaz argumento de que el Parque del Bicentenario “no afecta” las Torres del Parque. !Pues claro que no las afecta. A nadie se la ha ocurrido decir semejante tontería!
Lo que afecta la propuesta eternamante en anteproyecto del Parque del Bicentenario es al PARQUE DE LA INDEPENDENCIA. Y lo afecta no solo espacialmente sino LEGALMENTE, por el simple hecho que este parque está definido, por DECRETO, como ÁREA DE INFLUENCIA de las Torres del Parque.
En consecuencia, y a pesar de la lógica falaz del Ministerio de la desprotección del Patrimonio, el parque está PROTEGIDO. Desprotegido por el Ministerio, por el IDPC y por el arquitecto, pero PROTEGIDO por el decreto 1905 de 1995.
…además de que el proyecto en «trámite» es irrespetuoso, invasivo y arrogante…(ver entrada al respecto en este mismo portal)
¿A quién creen que engañan?