Noviembre 29 – 2012
“Desafortunadamente, la historia da pocos ejemplos de pueblos que saquen lecciones de su propia historia.”
Stephane Hessel
En su libro “Indignaos” comenta Stephane Hessel que el motivo fundamental de la Resistencia Francesa fue la indignación. Afirma que “Cuando algo te indigna como a mí me indignó el nazismo, te conviertes en alguien militante, fuerte y comprometido.” Y concluye: “A los jóvenes, les digo: mirad a vuestro alrededor, encontrareis los hechos que justifiquen vuestra indignación.”
Los bogotanos no tienen que mirar muy lejos: con ojear los principales medios escritos, descubrirán la imagen de un rascacielos que se anuncia como el “proyecto inmobiliario más importante del país”: la torre BD Bacatá. Y si se informan de qué se trata, encontrarán seguramente un motivo que justifique su indignación. Y si además se enteran de las medidas que el gobierno de Petro anuncia, – y si Dios quiere después se arrepiente – encontrarán más motivos.
Recuerdo de mi primera indignación.
En abril de 2011 aparece profusamente en Bogotá la propaganda de un rascacielos de 66 pisos – la torre BD. Bacatá – en la calle 19 con carrera 5, sitio con una movilidad y una infraestructura de servicios ya cercanas al colapso. Revisando las normas encontramos que, en contra de lo estipulado en ellas – y según mi buen saber y entender -, no se hizo plan parcial, no se cumplió con los aislamientos, no se cumplió con el titulo K de la norma NSR 98 referente a los medios de evacuación, y no se pagó impuesto de plusvalía. Aprovechando una solicitud de reforma de licencia, interpuse entonces un Recurso de Reposición ante la Curaduría 4 solicitando la revocatoria de la Licencia de Construcción. La curaduría resolvió “No reponer la modificación del acto administrativo MLC 11-4-0303 de 10 de mayo de 2012,” por lo cual interpuse un Recurso Subsidiario de Apelación ante la Secretaría Distrital de Planeación.
La respuesta de la SDP, contenida en la Resolución Nª 11-86 de septiembre 25 de 2012 fue contundente: “Los asuntos de tipo estructural, normativo y volumétrico aprobados mediante la Licencia de Construcción Nª LC 11-4-0303 del 2 de marzo del 2011, que no fueron objeto de modificación, no pueden ser motivo de estudio o pronunciamiento en esta oportunidad, por tratarse de un Acto Administrativo que se encuentra plenamente ejecutoriado” (subrayado mío). Y al final de la Resolución una frasecita demoledora:”con ella queda agotada la vía gubernativa.”
Esto quiere decir que si Petro vende o regala a un promotor inescrupuloso el Palacio Lievano, (lo cual es posible; ver más adelante el caso del lote de la Plaza de la Hoja) y este consigue en forma “non sancta” con un Curador venal una licencia para instalar allí un burdel, esta licencia se convierte en un “Acto Administrativo plenamente ejecutoriado” contra el cual no se puede hacer nada, y el promotor podría sacar a sombrerazos a los funcionarios de la Administración Distrital. Que, pensándolo bien, no estaría mal.
Hasta aquí llegó el intento de que un proyecto invasivo y deteriorante cumpliera al menos con las normas, disminuyera así su impacto negativo sobre la zona y no sentara un precedente funesto para el centro de la ciudad. Tocó tragarnos ese sapo, y los que vienen. Ya se habla de otro rascacielos – Proyecto B- en el Centro Internacional, y una torre de 90 pisos- Proyecto Entre Calles – en la calle 19 con carrera 7. Y seguirán más…
¿Ya hay algún indignado?
Ahora mi segunda indignación.
Petro inició su programa de gobierno “Chamboneando”, que consiste en hablar primero y pensar después (columna “El evangelio según San Petro” Arcadia 77) con el tema de la movilidad. Lo primero que propuso fue destinar los terrenos reservados para la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO) a la construcción de colegios, y remplazarla por un tranvía que iría – haciendo tilín tilín – hasta Zipaquirá. Mientras tanto el tráfico en la ciudad es cada vez peor y los huecos se convierten en troneras. Lo único que se mueve es el proyecto del Metro que ha pasado varias veces de pesado a liviano, y se ha trasteado de la Avenida Caracas a la NQS, y de esta a la carrera Séptima. Finalmente no sabemos si por la séptima pasará el metro pesado, el liviano, el Transmilenio pesado, el liviano o – la última propuesta – el simpático e ineficiente tranvía que parece que ya no llega a Zipaquirá. Después anunció que cobraría peajes urbanos, en una ciudad donde no hay autopistas urbanas.
¿Hay mas indignados?
Y viene mi tercera indignación.
En este caso el tema fue el agua. Un día decidió Petro no venderle mas a los municipios de la sabana el agua proveniente de los mismos municipios, ni a los nuevos edificios del sector Cedritos – un pedazo considerable del norte de Bogotá – pues después de años de densificar la ciudad se acaban de dar cuenta de que el alcantarillado es insuficiente y no permite su evacuación. A nadie se le ocurrió que si permitían más viviendas tenían que ampliar simultáneamente la infraestructura de servicios públicos.
¿Ahora si hay bastantes indignados?
Sigue la cuarta y última…por ahora!
La cuarta indignación tiene que ver con la Vivienda de Interés Prioritario VIP. De acuerdo con la resolución 1099 de 2012, los propietarios de 1185 lotes tienen que desarrollarlos antes de un año, so pena de ser expropiados para VIP. Cuántos son aptos para este fin es una incógnita, y con que plata se van a pagar es la otra. Quien decida desarrollar su predio – según acuerdo 489 de 2012, por reglamentar – debe construir, durante el primer año, viviendas VIP por valor del 20% del lote, o cancelar dicho valor. El segundo año, el impuesto es del 30%. Es fácil deducir que este mayor valor lo pagarán finalmente los pobres compradores de vivienda, no los promotores que, como Jalisco, nunca pierden.
El ministro Vargas Lleras se inventó, como abrebocas populista de su futura campaña presidencial, su programa de cien mil VIP regaladas, y Petro entusiasmado le ofreció ocho lotes para construir 4101 casas , uno de los cuales es el lote de la Plaza de la Hoja.
Para quienes no lo conocen, el lote en mención tiene una cabida de 3.7 hectáreas, y está ubicado en la calle 19 y la avenida NQS .Es uno de los más costosos de propiedad del Distrito y estaba destinado al Centro Administrativo Distrital. Una casa VIP en otro sitio de la ciudad, vale treinta y nueve millones de pesos. El solo lote para cada casa, en el Lote de la Hoja saldría costando alrededor de trescientos millones!!
Regalar este lote es un ataque directo al patrimonio de Bogotá, y posiblemente un peculado o un detrimento patrimonial.
¿A alguien más le indigna que se dilapide el patrimonio de la ciudad, con fines electoreros?
Los bogotanos tienen motivos de sobra para ir más allá de la indignación! Para quienes no entendieron el mensaje de Hessel, se los traduzco a colombiano: EMBERRACAOS!!
Willy Drews
Podemos emberracarnos con Petro. Pero también podemos emberracarnos porque ningún plan parcial ha funcionado en Bogotá, y ningún funcionario pone la cara. Podemos emberracarnos porque los inmuebles de preservación solo los preservan los que carecen de influencia: Qué tal la tumbada de casas de la U. Santo Tomás en la 72 con 9. Podemos emberracarnos porque en un terremoto descubriremos que de la carrera 30 para abajo todo debería ser riesgo sísmico. Podemos emberracarnos porque hace 12 años Peñaloza nos vendió la idea del Transmilenio por la Caracas, y resulta que el metro solo es rentable por ese corredor.
Willy, Ud. fue profesor mio, muy respetado, y lo veo muy combativo. Eso me galvaniza. Emberraquémonos!!! Pero con la emberracada debe ir una propuesta, sino solo será un berrinche
Me parece válido y respetable que nos indignemos por situaciones de la actual administración, cuando éstas lo ameritan, pero lo que más me indigna es que los errores del pasado, los nuestros, se los achaquemos a Petro.
Me indigna el proceso de urbanización salvaje de la Sabana de Bogotá y del norte de la ciudad, fortalecido por el POT del 2000 y por los siguientes. Se requirieron más de diez años para lograr una concertación Distrito-CAR en torno a los valores ambientales, a las reservas por las cuales luchar y a la batalla asociada al cambio climático. Me indigna que a los profesionales y a sus empresarios no les preocupe la falta de agua a que nos estamos viendo abocados.
Me indigna la urbanización salvaje de La Calera en donde arquitectos y empresarios, en connivencia con los poderes locales y con la CAR, vienen impactando las reservas de San Rafael, merced a las aguas servidas de los ricachones propietarios de las nuevas mansiones, comprometiendo el futuro sostenible de Bogotá y la Sabana.
Me indigna la industria del norte de Bogotá, donde los industriales, a las 3 a.m,., cuando el rubor no se nota, vierten sus aguas contaminadas al Río Bogotá, comprometiendo el Embalse de Tibitó.
Me indigna que los empresarios y sus arquitectos, en connivencia con los alcaldes y secretarios de Planeación de la época se aliaran para adoptar unas normas de edificabilidad y volumetría que solo servía a sus intereses, sin importarles que los compradores de esas «unidades viciada» y las futuras administraciones tuvieran que asumir las consecuencias de su irresponsabilidad.
En fin, indignémonos por todo aquello que lo amerita y aboguemos por CONSTRUIR propuestas asociadas al interés colectivo. Nuestra intervención en el análisis de la modificación del POT constituye una oportunidad única para analizar, debatir y construir propuestas.
Pingback: NIMBY a la bogotana | Torre de Babel