Por un espacio para la crítica

Por: torredeb

En: debates - teoría -

Desde la dirección del portal A57 , Ana María Pinzón y Maarten Goossens , en sus comentarios al artículo Compositores e interpretes, [1] manifiestan su molestia por el hecho de que todavía exista la discusión sobre la copia, tema que al parecer les parece agotado o resuelto, pero sin decir porqué.

Existen muchísimos portales que hacen exactamente lo mismo que las muchísimas revistas de arquitectura, cuyo objeto comercial es la divulgación de arquitectura reciente, y aunque se califiquen de apóstoles de la arquitectura “de vanguardia” “nueva arquitectura” o “arquitectura emergente”, el hecho real es que ésta resulta  siendo la más fácil de vender, la más comercial, la más fácil de mediatizar. Para los que la vemos desde la otra orilla se llama simplemente “arquitectura espectáculo” y se explica claramente porque representa mejores  ingresos.

Dado que el producto que se vende en estos portales y revistas es ante todo la imagen, sin que importe de dónde viene,  ni cómo se produce, cualquier indagación en este sentido puede dañar el producto. Por este camino, la arquitectura es presentada por medio de fotos y descripciones frívolas, y cuidadosamente despojada de cualquier análisis.

La más  grave consecuencia de lo anterior  es que la información se presenta absolutamente alienada, y termina por alienar el juicio del lector sobre la arquitectura en general. Deduzco de los comentarios de los editores de A57 que es de su  interés  que la discusión sobre el plagio no continúe, porque la discusión es  algo que puede “magullar” la mercancía que pretenden vender. No es la primera vez que se trata de acallar la discusión sobre este tema que afecta a las mal llamadas vanguardias colombianas y latinoamericanas.

En cambio, encontramos que los portales y espacios de crítica, donde se razone sobre la arquitectura de manera intelectual, se cuentan con los dedos de una mano: Vitruvius en Brasil , el desaparecido Crítica y Arquitectura  de Mario Rosaldo  y Bazar Americano en Argentina. [2]

La SCA ha evitado, por no decir vetado, cualquier discusión del tema  en Bienales y Congresos. Otros mercaderes de la imagen, como Miquel Adriá, editor de Arquine, han tratado también de eliminar  la discusión, calificando incluso de  “reaccionarios” a quienes hemos argumentado y discutido de manera abierta en la Web [3]. Adriá aparentemente estaría preocupado porque una discusión como ésta trastoque el orden establecido en la mediatización de su ya bien definido nicho en el mercado arquitectónico.

Ana María pregunta: ¿Cuál es el objetivo de esta discusión? Hasta el momento he asumido que pregunta para decir indirectamente que la misma no tiene sentido, pero puede ser que su curiosidad sea genuina.

Pues bien, el tema del plagio es simplemente un fragmento de una discusión más amplia sobre el “estado del arte” en la arquitectura colombiana e iberoamericana; tema que comprende no sólo problemas relacionados con las formas de proyección, en los cuales se inscribe el plagio, sino también sobre temas abiertos hace mucho tiempo e igualmente resueltos a medias como la identidad –local, nacional o regional– o la existencia o inexistencia de la vanguardia en Latinoamérica.

El pensamiento crítico  permite, entre otros, develar lo que no se aprecia en la superficie, hacer claros los procesos de generación y producción en la proyección arquitectónica. He aquí  la importancia de la existencia de lugares para el  pensamiento crítico y  la discusión.

Torre de Babel intenta ser uno de estos lugares. Un espacio para dilucidar en torno a las ideas y planteamientos que están en la base de la arquitectura que producimos hoy en día. Nos interesa tanto discutir sobre lo que se produce como sobre los procedimientos e ideologías que rigen la producción; nos interesa, en contraposición a esta frívola abundancia mediática, ofrecer un espacio de carácter intelectual para arquitectura.

Aprovecho para reiterar que Torre de Babel  es un portal abierto a todas las colaboraciones, desde cualquier ideología. Sólo se necesitan argumentos y todos son bienvenidos.

Guillermo Fischer

[1] http://torredebabel.info/blog.php/?p=1405

[2] http://www.vitruvius.com.br/revistas/browse/arquitextos

http://www.bazaramericano.com/arquitectura/index.htm

[3] http://www.elpais.com/articulo/arte/sicarios/

orquideas/elpepuculbab/20080621elpbabart_8/Tes

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7 pensamientos en “Por un espacio para la crítica

  1. Victoria Solís Pauwels

    No es acallar una discusión (la del plagio, la imagen, los referentes), es hacer que la discusión valga la pena y lleve a algo. Está claro que mucha de la «nueva» arquitectura tiene muy poco contenido y que la imagen es la que prevalece y la que vende, que obedece más a una estrategia de marketing que a un intento de comunicación legítimo, sin embargo hay otra, que no sobresale por su tranquilidad y su buena manufactura (si se puede decir eso).

    De nada sirve poner en el patíbulo a proyectos y personas sin conocer sus verdaderas intenciones. A57 es un espacio para la difusión de la arquitectura colombiana, toda, completa, los dos campos del espectro para que sirva como referencia en futuras discusiones. Cómo hablar de la arquitectura en Colombia si poco conocemos de ella?

    Dice usted: «Torre de Babel intenta ser uno de estos lugares. Un espacio para dilucidar en torno a las ideas y planteamientos que están en la base de la arquitectura que producimos hoy en día.» Entonces analicen los proyectos y vayan más allá de la imagen, a ver si al fin se acaba esta discusión bizantina entre si hubo plagio o no, si la maqueta se parece al boceto o al edificio construido de tal o cual. De nada sirve tanta teoría si no ayuda a resolver cosas en la práctica.

    Sr. Fischer, lo invito a que conozca el portal, y no sólo asuma cosas que simplemente se ven en la superficie.

  2. mauricio pinilla

    Todo lo que no esté anclado en la tradición es plagio, cita con razón Martí Arís…
    Sin ello es imposible el arraigo.

  3. Eduardo Parra Chavarro

    Me parece un comentario bastante oportuno para proponer lo siguiente; aquello que penetra el sustrato mental y colectivo de la memoria, formará parte entonces de un repertorio «avalado» por la tradición misma y que adquiere trascendencia gracias a su particularidad.

    Sin embargo, el lenguaje arquitectónico de la arquitectura contemporánea que es en extremo abstracto, es decir, un lenguaje despojado de ornatos y elementos que los pueden identificar con ciertas tradiciones, que vinculan y «atan» a un tiempo que puede ser registrado en la historia mediante la significación de «tendencia» o «estilo», no permite dicha significación.

    La arquitectura contemporánea que no deja de ser un «estilo internacional» caracterizado por un «minimalismo» y austeridad hijas y herederas de la arquitectura del movimiento moderno de principios de siglo XX, transciende mucho más allá de su tiempo y por lo tanto no pueden «avalarse» como tradición; son atemporales. Entre más abstracto y depurado sea el lenguaje de la arquitectura, mas imposible será hablar de «arraigo» . . . y por tanto de plagio.

  4. Mario Rosaldo

    Estimados colegas colombianos:

    Es interesante el debate que sostienen en Torre de Babel. Ya su nombre anuncia las divergencias, pero al mismo tiempo el inicio de nuevas posibilidades.

    Agradezco ante todo la mención que hace el arquitecto Fischer de mi persona y del sitio Crítica y Arquitectura, que tuvimos en línea desde el 2001 hasta el 2009. Aunque efectivamente el sitio ha desaparecido nosotros no hemos dejado de publicar parte de nuestras investigaciones sobre los temas diversos que atañen a la teoría, la historia y la crítica de la arquitectura en el blog Ideas Arquitecturadas, que iniciamos desde el 2005.

    En cuanto al tema del plagio yo separaría sus dos sentidos: el estricto y el figurado.

    En sentido estricto el plagio es, como bien señala Ana María Pinzón, un asunto económico. En eso no hay vuelta de hoja. Para que hablemos de plagio, tiene que haber en primer lugar un registro del derecho de autor, y en arquitectura eso raras veces sucede. El arquitecto que se considera un artista o un diseñador igualmente se considera un individuo por encima o libre de las leyes de la economía. El caso de la música y la literatura es completamente distinto al de la arquitectura. Mientras el derecho de autor sigue vigente, el músico y el escritor están mejor protegidos del plagio, y la interpretación o la cita que se haga de sus obras redundará por lo general en un beneficio económico. Otra cosa es cuando la música y la literatura pasan a ser del dominio público.

    En el sentido figurado «plagio», en cambio, se estaría refiriendo más bien a la supuesta originalidad de una idea que es planteada en forma plástica por un artista o diseñador que no registra legalmente ni sus ideas ni sus obras. En estos términos estaríamos hablando propiamente de que las ideas no poseen dueños, o que las influencias en un artista son tantas que él mismo no se siente el dueño absoluto de sus ideas. En mi opinión, si este es el punto que en verdad se discute aquí, lo más importante no es quién formuló por primera vez una idea o quién hizo por primera vez algo, sino hasta qué punto esa idea o ese algo ha sido convertido por alguien en un nuevo estándar.

    Saludos

    Mario Rosaldo

  5. Eduardo Parra Chavarro

    Hola Mario, para que exista plagio no es necesario que la obra se hubiese registrado previamente en la Dirección Nacional de Derechos de Autor; cualquier obra que se haya «materializado» mediante cualquier medio ( papel, video, audio ) está automáticamente amparada por el Derecho de Autor. El registro es por tanto una formalidad. Lo anterior determina que la dimensión del plagio es eminentemente ética, no económica, por cuanto el aspecto económico está relacionado con los derechos patrimoniales de la obra, es decir, los derechos que permiten el usufructo por su «explotación».

    En arquitectura, ¿ Cómo se puede explotar económicamente la obra si no es por medio de la divulgación de su información derivada ( planimetrías y memorias ) ? Aquí el argumento que se sustenta en el aspecto económico pierde total validez, por cuanto es inconcebible «reproducir» y realizar una réplica exacta del objeto arquitectónico. Es decir, atentar contra el derecho patrimonial de autor en arquitectura solo es demostrable cuando se «copia» hasta el milímetro la obra en cuestión y luego se obtiene un lucro ( Aquellos que reprodujeron el pabellón del L´Esprit Nouveau lo hicieron, pero nunca lo vendieron en los semáforos ). La dimensión económica ( derecho patrimonial ) en el ámbito literario, por ejemplo, se infringe cuando existen reproducciones exactas que no son autorizadas por el autor o el editor; son «piratas».

    ¿ Cuando podemos hablar de una obra «pirata» en arquitectura ?

    Solo cuando la obra sea reproducida hasta sus más mínimos detalles y con exactas especificaciones y medidas . . . y con esto se gane algo.

    Por el contrario, los derechos morales definen de manera imprecisa ( como tal no se habla de «plagio» ) que lo habrá cuando se «compendie, mutile o transforme» la obra original sin autorización o mención alguna del autor. La gran dificultad en arquitectura es que la forma, la geometría y el lenguaje no son elementos registrables; no se puede registrar un «cuadrado» o una «columna», son conceptos y estos no son objeto de protección como lo has señalado, solo la «materialización» y “conjugación” explicita de estas, es decir, el edificio, más exactamente su información derivada ( planos, etc. )

    Aclaración: los Derechos de Autor están compuestos por Derechos Morales y Derechos Patrimoniales.

  6. Mario Rosaldo

    Estimado Eduardo:

    Agradezco las precisiones respecto al derecho de autor, pero el planteamiento de mi comentario no se queda en la idea de que la dimensión del plagio sea eminentemente económica. De hecho lo que intenta primero es comprender de qué se está hablando, si de un tema propio de la crítica arquitectónica o de un tema legal, que correspondería a los abogados resolver y, luego, hace alusión a un criterio que pudiera emplearse para establecer si una obra, o si la idea de esa obra, es una mera copia o una recreación que alcanza un nuevo nivel.

    He leído tu blog, así que comprendo tu posición en la cual la dimensión moral del plagio es fundamental. Espero que ese problema se resuelva pronto.

    Mario Rosaldo

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